Jennie sintió a alguien sentarse en la cama, ya que está se hundió indicando el peso de alguien más.
Sintió un beso húmedo en su mejilla y una mano acariciar su vientre y besarlo también. Jennie abrió los ojos y miró a la mujer frente suyo.
Le quitó la mano de su vientre y la miró más seria ahora.
—Te quiero un metro lejos de mí— le dijo, alejándose de Lisa y apretando los dientes.
—Jennie, hablemos— le pidió.
—Me vas a escuchar tú a mí, Lalisa— la cortó. —No me gusta y odio la actitud que estás tomando nuevamente— le dijo en voz baja. —Desapareces como si nada, llegas tarde, te enojas por todo de nuevo, no me tocas, pasas todo el día fuera, te llamo y no me contestas. Mira, Lisa. Yo a ti ya te di una oportunidad y tú la desperdicias a la primera. Esto solo me demuestra que tu bebé y yo no te importamos una mierda— Lisa iba a hablar pero Jennie la calló con una mirada severa. —Yo… yo quiero que nos alejemos un tiempo. Quiero que pensemos bien las cosas. No quiero seguir en una relación en dónde a ti te vale mierda todo y solo piensas en tener sexo conmigo. Soy la madre de tú hijo. No tú puta. Quiero darme un tiempo y quiero dártelo a ti también. Lo hago porque sé que nos amamos pero hay que demostrarlo. Tenemos que alejarnos un rato— Jennie se levantó de la cama y caminó hacia el baño. —Ahora mismo iré con Rosé a comprar unas cosas. Luego voy a regresar y me llevaré mis cosas. Te lo digo, Lisa. No será para siempre.
Jennie entró al baño y Lisa se tiró en la cama. Sus ojos picaron y las lágrimas comenzaron a caer por sus ojos. La pelinegra estaba llorando y claro que Jennie la estaba escuchando pues ella también hacia lo mismo detrás de la puerta del baño. En silencio.
Lisa sollozaba tan fuerte que Jennie estaba a punto de abrir la puerta y volver a lanzarse a los brazos de su esposa. Pero no, por su bien y por su salud mental, ella no podía volver a caer.
Jennie hizo lo que tenía que hacer y una vez vestida, no miró a Lisa y salió casi corriendo de la casa. Lo poco que Jennie vió, le rompió en dos el corazón.
Ahora mismo, mientras Jennie subía a su auto y salía a casa de Rosé, Lisa estaba acostada en su cama con los ojos rojos y todavía lágrimas calientes en las esquinas de sus ojos.
¿Cómo había Sido posible?
Lisa no era tonta, Lisa sabía que lo de darse un tiempo era falso. Era algo que se tomaba más directamente como terminar la relación. La pelinegra se estaba preparando mentalmente para cuando lleguen los papeles del divorcio.
Porque Lisa sabía, ella sabía que una vez Rosé se entere de todo lo que Jennie había recibido de Lisa en los últimos dos años, todo lo suyo con su esposa, próxima a ser ex esposa, se iría tan a la mierda que ni Jisoo podría convencer a Rosé de no patearle las bolas.
Pero, después de todo, ella se lo merecía.
Lisa se secó las lágrimas y evitó un sollozo. Alzó la cabeza rápidamente al escuchar la puerta de su habitación abrirse con la esperanza de que su mujer haya cambiado de opinión.
Pero no era así.
Yiren estaba allí, parada, mirándola fijamente con una sonrisa malvada en sus labios.
La mujer se acercó a Lisa y le dió un abrazo, el cual fue rechazado por la pelinegra, quien la miró con puro odio en sus ojos, aún rojos.
—Ya Lárgate, Yiren. No estoy de ánimo para lidiar contigo ahora mismo— le empujó.
—Ya sé todo. Le fuiste infiel nuevamente a Jennie anoche— aseguró. —Mm. No mereces a Jennie— le dijo. —Primero, le pones los cuernos conmigo, su prima. Después, con su amiga Irene. Luego, con un montón de mujeres más, y para rematar, ahora con Sana. La mejor amiga de tú esposa— se burló. —Eres una maldita débil. Antes te quería para mí. Solo para mí. Pero me di cuenta que no lo vales. Si le fuiste infiel a Jennie, ¿Que me asegura a mi que no me harás lo mismo si en algún momento estás conmigo?
—Yo nunca estaré contigo. Amo a mi esposa— le recalcó severa.
—Oh, Lisa. Jennie no querrá volver contigo después de lo que le llegará en menos de diez minutos a su celular— le dijo burlona. —Fui una idiota al intentar velar solo por mí y no ver que estaba destruyendo lo que mi prima tanto amaba…— suspiró. —Por eso prefiero que me odie a que siga con una pendeja infiel como tú.
Yiren no lo vio venir, pero Lisa de un momento a otro se lanzó encima suyo y le rodeó las manos en su cuello y apretó tanto como pudo. La mujer debajo de Lisa ya estaba roja, casi morada.
Así mismo como no se vio venir el que Jennie abriera la puerta de la habitación y quedase pasmada viendo la imagen. ¿Acaso su esposa estaba intentando matar a su prima?
Había sucedido qué, mientras Jennie manejaba, recordó que había dejado su celular en el baño de su habitación. Por lo que había regresado por el rápidamente sin imaginar lo que sucedería cuando llegase.
Jennie corrió rápidamente hacia Lisa y la empujó de su prima, comenzó a revisarla preocupada cuando un dolor en su vientre la hizo sentarse de golpe en la cama y que su prima se levanté rápidamente de la cama y la mire.
—Jen, ¿Que sucede? ¿Estás bien?— le preguntó. —Lisa, Lisa.
La pelinegra rápidamente se puso los zapatos y cargó a su esposa como recién casada. Bajó rápidamente sin importarle nada y la subió al auto.
Lisa cerró la puerta del auto e intentó peinarse el cabello.
Pero quedó totalmente pasmada al ver el líquido rojo en sus manos. Bajó la mirada a su ropa y la encontró en la misma situación.
El grito de dolor de Jennie la hizo correr hacia dentro del auto y salir a toda velocidad a la clínica.
"Que no sea lo que estoy pensando, por favor"
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Tired Of Loving You - JenLisa G!P
FanfictionTe amé en secreto... de día, de noche, de madrugada. Pensé en ti como nadie nunca pensaría en nadie. Aún así tú no me veías como yo quería que me vieras. Me mirabas con esos ojos vacíos y sin ningún tipo de cariño hacia mí, me partió el corazón. Eso...