Habían pasado más de tres semanas y una semana Jennie había estado muy enferma.
Ahora mismo, Rosé estaba con ella. Jennie vomitaba todo su desayuno y la rubia sujetaba su cabello, mirándola con los labios apretados.
—Me gustaba más hacer esto cuando estábamos en fiestas bebiendo hasta el amanecer— murmuró Rosé. —En está ocasión es aburrido.
Jennie se levantó del sueño y se lavó los dientes, luego miró mal a su amiga. —Ay, Rosé. Si no me sintiera mal, te golpearía.
—Creo que sí. ¿Sabes? Por todos los síntomas que tienes pensaría que estás embarazada— se rió Rosé pero luego su risa se apagó al mismo tiempo que la de Jennie.
Ambas se miraron entre sí. —¿Y sí…?
—Espera. Iré a una farmacia— se apuró Rosé en salir.
En lo que Rosé no estaba, Jennie se sentó en la cama y se imaginó la familia que siempre habían querido Lisa y ella. Una pequeña niña corriendo por la casa. Una copia exacta de ambas.
Jennie sonrió en grande. Imaginando todo. Además, ellas tenían más de un mes teniendo relaciones sexuales sin protección. La castaña se mordió el labio inferior y comenzó a imaginarse si estuviera embarazada como se lo diría a Lisa.
Un tiempo después Rosé apareció por la puerta y Jennie inmediatamente tomó las cuatro pruebas que Rosé había comprado y entró al baño sin peros.
—¡Jennieeee!— apuró Rosé. Para ella media hora era mucho. Cinco minutos después Jennie salió del baño con las cuatro pruebas en la mano y una cara inexpresiva.
Jennie pestañeó y sonrió. —Sí, Rosé… Mira— le dió las pruebas y las cuatro eran positivas.
La rubia chilló y empezó a sonreír. —¡Yuri tendrá un amiguito o amiguita!— dijo dando saltitos.
Jennie sonrió. —Sí. Pero ahora tengo que decírselo a Lisa…
Rosé Asintió. —¿Cuando?
Jennie la miró obvia. —Hoy mismo. Es obvio.
—Dios mío. Serás mamá. Todavía no lo puedo creer— dijo Rosé y las lágrimas se comenzaron a acumular en los ojos de Jennie.
Ambas se dieron un abrazo entre sonrisas alegres.
—¿Cómo se lo dirás?
—Tengo una idea. Aunque es muy cliché.
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—¿Jennie? ¿Que haces aquí?— preguntó Sana, saliendo de la oficina de Lisa.
—Es la empresa de mí esposa— dijo Jennie obvia. —Puedo venir cuando quiera— Jennie comenzó a caminar de nuevo, directo a la oficina. —Ah, y no quiero que nadie nos interrumpa.
Sana Asintió confundida y Jennie cerró la puerta detrás suyo. En el escritorio enorme estaba su esposa, escribiendo algunas cosas en su computadora. Su esposa estaba con la corbata desarreglada y su saco estaba doblado sobre el escritorio.
Lisa alzó la vista y miró a su esposa sin emoción alguna. —¿Que haces aquí, Jennie?— preguntó curiosa mirándola fijamente.
Jennie recordó su motivo y sonrió en grande, yendo hasta donde estaba su esposa y sentandose en su regazo, dándole un beso cariñoso en los labios.
—Vine a visitarte porque te extrañaba— le dijo entre susurros. —Y también porque te traje un regalo.
Lisa la miró con una ceja alzada. —Eso podías hacer en casa. Ahora mismo estoy ocupada— su vista volvió a su computadora y Jennie le agarró el mentón, haciendo que volviera a verla.
—Era necesario hacerlo ahora, amor— dijo con una sonrisa tan encantadora que hasta Lisa sintió algo en su pecho, haciendo que se sienta culpable. —Toma— su esposa le había entregado una caja de madera normal.
Lisa frunció el ceño. Abriéndola, frunció más el ceño. —¿Jennie? ¿Un gorrito de bebé? ¿Un biberón? ¿Que es esto?
Jennie soltó una risita. —Amor, estoy embarazada…
Su esposa la miró sorprendida, luego de unos segundos, una sonrisa nació en su rostro.
—¿Un bebé? ¿Un bebé, amor?— preguntó sonriendo y mirándola con amor.
La castaña Asintió feliz y Lisa se empezó a arrepentir de todo. Suspirando, la besó. Beso que significaba un nuevo comienzo para Lisa y para Jennie.
Beso tras beso. Jennie estaba riendo mucho mientras Lisa le besaba todo el rostro y acariciaba su plano vientre.
Lisa, totalmente feliz, habló.—Si es niña quiero que se llame Elizabeth— soltó. Jennie Asintió sonriendo.
—Esta precioso— susurró. —Si es niño Lucas— agregó.
—Dios mío. Ya quiero tenerla en mis brazos— dijo una soñadora Lisa.
—¿Cómo estás tan segura que será una niña?— preguntó.
—Algo me lo dice. Pero si es un niño lo amaré igual.
La castaña le sonrió, besando a su esposa.
—Vamos a casa, bebé. Debes estar muy cansada— Lisa se levantó cargándola y agarrando el bolso de su esposa.
—¡Lisa! No estoy inválida. Bájame— le retó.
Lisa la calló con un beso. —Sh. Déjame consentirte. Me siento culpable por dejarte de lado por mucho tiempo.
—Amor, eso ya pasó. Ahora mismo debemos ver el futuro y amarnos como siempre. Ahora aún más por nuestra pequeña Elizabeth— las palabras de Jennie ablandaron el corazón de la tailandesa.
Ambas salieron de la oficina entre risas y Sana las detuvo antes de poder siquiera entrar al ascensor.
—Eh, ¿Dónde van?— preguntó mirándolas de reojo.
—Cancela todo lo que tengo para hoy, señorita Minatozaki— dijo Lisa con voz neutral y profesional. —Y hoy no llegaremos a casa. Pero quédate allí si necesitas.
Sana Asintió soltando un gruñido por lo bajo. —Esta bien, señora Manobal.
—Manobal Kim— corrigió y bajó a Jennie de sus brazos y dejó un beso en sus labios para luego tomarle la cintura e irse caminando hasta el ascensor.
Sana las miró irse y algo confundida. Ella había notado el comportamiento de Lisa hacia Jennie y se le hacía extraño que de un día para otro estén tan juntas y parecieran de lo más enamoradas.
De hecho, había escuchado a Jennie llorar muchas veces a escondidas por culpa de Lisa, esto era totalmente raro y ella lo iba a descubrir.
Además, de que hoy tenía que ir a verse con Taehyung y hoy mismo terminaría su relación con él. No podía seguir con él después de todo.
Ella ahora mismo se encontraba enamorada de alguien más.
Ella ahora mismo se encontraba enamorada de nada más y nada menos que Lalisa Manobal.
La esposa de su mejor amiga.
"Sé que serás mía, Manobal"
"Tú apellido queda con el mío"
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Pq este fanfic no recibe apoyo 😡😦
Diez votos y actualizo 😈🫶🏻
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Tired Of Loving You - JenLisa G!P
FanfictionTe amé en secreto... de día, de noche, de madrugada. Pensé en ti como nadie nunca pensaría en nadie. Aún así tú no me veías como yo quería que me vieras. Me mirabas con esos ojos vacíos y sin ningún tipo de cariño hacia mí, me partió el corazón. Eso...