Detroit files - Detroit become human

XVII

Futuro incierto

9 de noviembre del 2038 - 5:30 PM

En la modesta enfermería, Gavin yace en la camilla, con la respiración errática y el cuerpo rígido. Desde la pelea con Connor, no ha mostrado signos de despertar. Alessa, con los ojos llenos de preocupación, se muerde el labio inferior mientras lo observa. Sus dedos golpean con nerviosismo el borde de la camilla y su pierna se balancea de un lado a otro, sintiéndose profundamente culpable al verlo así.

—Vamos, Gavin —murmura inclinándose sobre él—. Despierta —su voz es suave pero urgente. Ha perdido la cuenta de cuántas veces ha repetido esas palabras en la última hora.

El silencio de Gavin es inquietante, como si estuviera atrapado en un sueño profundo del que no puede escapar. Esto, por supuesto, preocupa a Alessa; sin embargo, su preocupación se mezcla con la frustración. Bufa impaciente y lo toma de los hombros, sacudiéndolo con brusquedad.

—¡Despierta, idiota! ¿Por qué tenías que entrometerte?

Finalmente, los párpados de Gavin se agitan. Alessa sostiene la respiración mientras sus ojos se abren lentamente. Gavin parpadea, confundido, y luego su mirada se posa en Alessa, quien lo deja caer nuevamente sobre la camilla, provocando que se queje.

—¿Qué demonios...? ¿Por qué...? —murmura Gavin, bastante confundido, mientras trata de ubicarse.

—Gavin, gracias al cielo —la detective lo mira con inquietud—. ¿Cómo te sientes? ¿Necesitas algo?

—¿Alessa? No sabía que tienes gemelas —Gavin frunce el ceño y se queja por un intenso dolor en el cuello—. Oh, maldición, ¿qué diablos me pasó? ¿Me atropelló un maldito tren o qué?

—¿Gemelas? Gavin, ¿cuántos dedos ves? —Alessa extiende su mano frente a él, mostrando dos dedos.

—Yo qué mierdas sé, ¿seis?

—Dios, Connor, lo dejaste loquito —murmura para sí misma.

—¿Connor? —pregunta Gavin de inmediato, sentándose bruscamente y sintiendo un dolor aún más intenso—. Agh, ¿por qué mencionas a ese maldito androide? —gruñe, apretando los dientes—. ¿Qué demonios ocurrió? ¿Por qué estoy aquí? —su ansiedad crece, mientras sus ojos recorren la enfermería en busca de respuestas.

Antes de que Alessa pudiera responder, un ruido en el pasillo los alerta; es la voz de Perkins, resonando con autoridad.

—Te explicaré todo más tarde, pero por ahora, finge que no estoy aquí, por favor —susurra Alessa, con urgencia en su voz.

—¿Por qué debería hacer eso? ¿Qué demonios está pasando? —la voz de Gavin se eleva con cada palabra, su confusión se convierte en frustración. Alessa se acerca rápidamente y coloca dos dedos en sus labios, instándolo a guardar silencio. Gavin la mira, sorprendido por la intensidad en sus ojos.

—Solo hazlo, por favor —suplica antes de deslizarse debajo del escritorio de la enfermería, escondiéndose justo a tiempo.

Perkins entra al lugar con una expresión seria, sus pasos firmes resuenan en el suelo. Gavin observa cómo las tres figuras de Perkins se fusionan lentamente, formando una sola imagen coherente. Su visión, todavía borrosa, comienza a enfocarse poco a poco.

—¿Qué diablos sucedió en la sala de evidencias antes de que te dejaran inconsciente? —pregunta Perkins, sin molestarse en verificar el estado de Gavin.