Joe es todo un loquillo.

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Todo el camino ha sido muy silencioso, Joe se ve pensativo, no se da ni cuenta que aveces le miro de reojo.

Estábamos en la puerta de su casa cuando por fin hablo.


-Quiero partirle la cara por lo que te dijo...


-Joe, olvídalo.


-Tu no te mereces que nadie te trate así, y menos alguien como Mikey. Mira, te prometo, que siempre voy a estar a tu lado, pase lo que pase, me da igual, si somos amigos o algo más, no te voy a dejar, no voy a dejar de protegerte. Odio que traten mal a la gente que no molestan ni nada, todo lo contrario, son las mejores personas que hay, pero como no protestan van a por ellos.


-Lo que pasó, pasó, estoy acostumbrado a que me traten así o incluso peor, no tengas tu un problema por mi.


-Por ti cualquier cosa, te voy a proteger pase lo que pase, has confiado en mi y yo te voy a demostrar que has hecho bien. Me has contado mucho, y no quiero que vuelvas a pasar por nada parecido. 


Lo abracé y el me correspondió, en ese momento alguien abrió la puerta.


-Sabía que estaba oyendo algo, no estoy loca.- Era la madre de Joe, se rió con su propio comentario. 


-Mamá, me voy a ir a comer a casa de Patrick, vine a dejar mis cosas y a avisarte claro está.


-Vale, vale, váyanse en paz, que hoy tengo mucho lío, así no tengo que hacerte la comida.- Se rió.


Subimos de nuevo al coche después de que Joe dejara sus cosas. Ahora se le veía más tranquilo después de decir todo eso, creo que le molestó a el más que a mi.

5 minutos después ya estábamos en mi casa, abrí la puerta del garaje y entré el coche. Salimos y entramos directamente a la casa desde el garaje.


-¿Y vives aquí solo con tu padre?


-Si, creo que esta casa es demasiado grande para nosotros dos solos.


-Un poco.- Se rió.- ¿Y qué se supone que hay de comer?


-Pues sinceramente, no lo se. Vamos a mirar en la nevera.- Le agarré de la mano y nos dirigimos a la cocina. Me giré un poco cuando ya estábamos dentro de la sala para ver a Joe, pero no pasó ni un segundo y ya lo tenía pegado a mi, notando su respiración en los labios.


-Entonces, ¿estamos solos?


-Hasta dentro de dos horas que mi padre me traerá el móvil.


-Me gusta saber eso.- Unió sus labios con los míos y posó una de sus manos en mi cadera para acercarme más a el. Yo llevé mi mano a su cuello para profundizar el beso. Con su cuerpo me gió para que me girará y me puso con una de las paredes.

Nunca estamos del todo solos. | ~JoetrickDonde viven las historias. Descúbrelo ahora