—¿Doctor como está? — expreso el pequeño omega ansioso por querer respuestas.—Estará bien, solo necesita reposo y algo de aislamiento por unos días, se restablecerá de manera rápida, después de todo es un alfa puro.
— ¿Un alfa?. . . — La pequeña cabeza de JeongIn hizo click y sin pensarlo dos veces abrió aquella puerta como alma que se lleva el diablo.
Aquél doctor intento detener al joven argumentando que no era correcto el que un omega conviviera con un alfa en ese estado pues las feromonas podrían hacer perder los estribos y bla bla bla.
¿Creen que eso detendría a JeongIn?
No señor, ¿Quién podría detener al astuto y testarudo omega?
La respuesta es clara, nadie.
— ¡Yo lo sabía, sabía que serías alfa! mi intuición nunca falla. —murmuraba en voz baja mientras caminaba hacia su mejor amigo.
Y es que era así, se decía que los omegas podrían ser una raza sumamente especial, la cual siempre sería infravalorada gracias a la ignorancia, aquellos omegas lograban tener una conexión e intuición impresionante con la naturaleza y todo aquello que les rodeara, básicamente era como un sexto sentido que muy pocos podrían llegar a entender.
JeongIn sabía de antemano que Minho no era más que su mejor amigo, pero había algo en él que siempre erizaba su piel de tansolo pensarlo, al principio comenzó a creer que MinHo era su destinado y tal vez esas señoras que se la vivían recalcando aquel hecho en su niñez tendrían razón.
Así fue como la exhaustiva investigación del joven omega inició, busco respuestas en todas partes e incluso comenzó a cuestionarse a sí mismo su relación con Lee MinHo, había algo tan extraño...
Se dice que aquellos que son destinados pueden sentir el aroma de su pareja aunque este no se haya presentado debido al gran lazo que se creaba en ambas personas.
JeongIn recuerda vagamente que cuando era más joven siempre se preguntaba que perfume usaba MinHo y porque este nunca se perdía o terminaba aunque fuera tenue y algo débil, pero lo que más sorprendía al omega era el porque nadie se daba cuenta de ello, nisiquiera el mismo Lee MinHo.
— Lavanda, lindo aroma, sabía que no estaba loco. — soltó nostálgicamente acariciando con delicadeza la frente del ahora alfa enfrente suyo — Yo nunca me equivoco Honnie.
Prácticamente el joven omega se haría cargo del Alfa hasta que sus padres se dignaran a llegar, aquella tarde el omega se sentía tan incómodo sin saber el porque de tal sensación, su pecho comenzó a oprimirse un poco y su garganta comenzaba a picar, esas cosas siempre pasaban cuando MinHo tendía a estar mal así que sin pensarlo mucho, tomo su abrigo y salió de casa avisando a sus padres que iría a visitar a el joven Lee.
Al llegar a la casa del pelinegro, se poso enfrente de aquella puerta tocando un par de veces y al no recibir respuesta comenzó a buscar las llaves de repuesto que MinHo siempre dejaba escondidas en pequeñas macetas, con sumo cuidado tomo las llaves y abrió la puerta.
— Con su permiso... — Soltó en voz baja haciendo una pequeña reverencia antes de entrar y cerrar la puerta tras el —
— MinHo... ¿Estás allí?
El pequeño omega comenzó a avanzar hasta la habitación del mencionado, dando pequeños toques a su puerta y al no encontrar respuesta entró sin pensárselo.
— MinHo, oye, ¿estas dormido? — Miro la hora su celular— 7:00 pm, relativamente es tarde, pero no tan tarde para dormir, bueno... al menos no para ti. — soltó entre risitas guardando su celular llegando a su lado.
Al aclarar su vista el joven noto que había algo mal, puede que el pelinegro no tuviera el sueño ligero pero tampoco era tan pesado.
Algo estaba mal y él lo sabía.
Al tratar de despertar al pelinegro su piel hizo contacto con el contrario descubriendo al fin lo que estaba fuera de lugar.
La piel de MinHo estaba ardiendo a horrores y su cuerpo tenía pequeños espasmos que hacían notar la rigidez de su cuerpo, el omega al notarlo tomo su celular completamente angustiado tratando de calmarse llamando así a un médico.
Agradeció a los cielos y a todos los santos o deidades que existieran la rápida llegada del médico al hogar de los Lee.
Desde el momento en el que el viejo alfa entró a examinar a su mejor amigo no había salido en ningún momento a informar sobre su situación, a este paso la paciencia del omega estaba llegando a su límite y este comenzaba a quererse infiltrar sin permiso alguno, importandole poco las consecuencias más esto no sucedió pues el viejo alfa llegó interrumpiendo aquellos pensamientos que vagaban por la mente del joven Yang.
Y eh aquí 10:39 pm y no había señales de los padres de Lee MinHo.
— Honnie me alegra que seas un alfa, bueno... sinceramente me daría igual lo fueras o no, después de todo eres tú, pero... me pone algo inquieto. — comenzó a hablar en voz baja a si mismo mientras cambiaba las pequeñas compresas de la frente de MinHo.
El pelinegro aún permanecía dormido, aquél medicamento que se le había proporcionado ayudaba un poco a sobre llevar los síntomas que presentaba, pues estos no podrían surtir bien su efecto al tratarse de un alfa pura sangre, el joven Yang se dedico a cuidar del contrario de manera tan cuidadosa, como si se tratara de lo más delicado del mundo.
— Bien hagamos esto rápido. — Tomo un paño limpio humedeciendolo en agua tibia para ayudar a limpiar el cuerpo del alfa.
Comenzó a limpiar cuidadosamente sus manos y brazos, continuo levantando lentamente su camisa, paso el paño por su cuello y clavículas terminando en su pecho provocando pequeños espasmos al contrario, retiro el paño para enjuagarlo.
Al continuar con el proceso y bajar por su abdomen los espasmos se hacían cada vez más presentes, cuando el joven Yang poso el paño en la cintura el cuerpo del alfa se sacudió violentamente recobrando conciencia tomando con fuerza el brazo del omega impidiendo que aquél toque siguiera.
— No te atrevas a ponerme las manos encima. — Soltó el alfa en un tono bajo gruñiendo hacia la dirección del omega intencificando su aroma.
Sus ojos habían cobrado vida en un rojo carmesí, el lobo de Lee MinHo había entrado en defensa propia.
"No es correcto el que un omega conviva con un alfa en ese estado pues las feromonas podrían hacer perder los estribos"
El alfa se dedico a fulminar con la mirada al contrario acercandolo más a él.
El jóven omega había entrado en terreno prohibido, estaba en peligro.
— ¡Conmigo no, alfa idiota! — expreso en un chillido el omega con ojos acuosos propinando un golpe en el hombro del alfa haciendolo soltar su agarre y entrar en confusión.
O tal vez no.
Los cristalinos ojos azules del omega lo miraban con enojo, el Zorro del joven Yang había respondido a aquél comando de voz.
¿Qué pensaban?
¿Qué el joven Yang se quedaría de brazos cruzados?
Oh, no no, gran error.
Mentiría al decir que aquella voz de mando proveniente de su mejor amigo no le provocaba miedo, pero no, antes muerto que ceder ante los alfas idiotas que pensaban que con tan sólo hablar con ello lo tendrían a sus pies, estaban muy equivocados.
El pequeño zorrito acariciaba su brazo soltando leves quejidos al ver la rojes que su piel había adquirido aún sin quitar la vista del contrario no dejándose ganar, de sus pequeños ojitos seguían deslizándose lágrimas traicioneras y apesar de ello permaneció firme encarando al lobo.
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" Un buen alfa"
Fanfiction[ El destino a veces es muy impredecible y el razonamiento que obtengo de ello realmente es algo exasperante... Ser un verdadero alfa... ¿Por qué si tengo la respuesta fallo incontables veces? ¿En qué estoy mal? ¿Que hice mal(? Quiero saberlo, qui...