Lo había estado pensando y había llegado a la conclusión; debía alejarme de Luke.
No había pasado tanto tiempo y mi vida era un desastre.
Y ahora no sería de broma. Dejaría de hablarle y eso.
Debía y quería volver a mi antigua vida.
Así que desde ese momento me planteé la idea de que siguiera mi vida igual.
Caminé por la calle. Estaba llegando a mi casa cuando él apareció.
— Hey ¿hacemos algo?—preguntó.
Sin mirarlo respondí:
— Tengo cosas que hacer, adiós.
—¿no quieres estar conmigo?
Suspiré.
—Luke, sólo quiero mi vida normal.
Bufó.
Y se fue sin decir más.
Al otro día todo comenzó bien.
Hasta que llegó el almuerzo.
Estaba comiendo y Luke se encontraba, en una mesa cercana, besándose con una chica.
Me miró mientras la besaba y cuando se dejaron de besar, enarcó una ceja.
Lo evité y seguí comiendo hasta que terminé y me levanté de la mesa.
El trabajo era aburrido. Me dolían los pies y tenía hambre.
Pero no quería estar en casa.
Miré para todos lados tratando de encontrar algo interesante.
Hasta que lo vi, y venía justo hacía acá.
Entró por el pasillo y me miró de reojo.
Siguió hasta las papas fritas y tomó una a azar. Se devolvió y detuvo su mirada en mí. Puso expresión sorprendida, claramente actuada y habló:
— ¿qué es lo que promocionas?—su expresión era seria.
Me sentía como cuando el profesor me pregunta algo y no lo sé. Aunque eso nunca sucede.
— Son nachos.—mi voz sonaba extraña. Como la primera vez que le hablé.
— Interesante.—dijo y tomó unos pocos. Se los comió delante de mí.
Ugh ¿qué quería?
Luego de terminar de comer, habló:
— Luego ¿te llevo a tu casa?—preguntó.—O a la mía.—dijo en un susurro.
Luke Hemmings ¿qué intentas?