Me levanté sobresaltada y miré hacía atrás.
Luke seguía todavía dormido.
¡qué bueno! podría salir de aquí sin que él se percatase.
Caminé al baño y me cambié rápidamente.
Salí y ahí se encontraba él, mirando un punto fijo.
Hola.-saludé.-Yo ya me iba.-susurré, antes de que él respondieran.
Él asintió.
Caminé hacia abajo. Él me siguió.
¿te llevo?-preguntó.
No, um, gracias.-respondí.-Debo ir a mi casa a cambiarme y luego al instituto.
Puedo llevarte.-respondió.-A ambos.-agregó.
Negué con la cabeza.
Él asintió.
Me surgió una duda, y con cierta timidez pregunté.
Hey.-dije llamando su atención. Se notaba que era distraído.-¿por qué tuve que dormir contigo, si estaba la otra habitación?
Su rostro palideció y no comprendí el porqué.
A veces me frustraba ser tan antisocial.
No sabía, porqué los adolescentes se comportaban de cierta manera, y me hacia sentir algo excluida.
Um, estaba algo desordenada.-dijo luego de unos segundos. Asentí.
Bueno, me voy. Adiós.-dije. Él se acercó y besó mi mejilla.
Asentí sin razón, aturdida y me fui lo más rápido posible.
Primera vez que llegaba así de tarde al instituto. Mas, igual entré a tiempo.
Estuve, casi todo el día pensando en Luke.
No en su físico, pero debo admitir que bastante guapo es; sino porque él vivía sólo. Y sí, a veces habían adolescentes que tenían su propia casa. Pero no como la de Luke. Era una casi mansión, por no llamarla así.
Al final, dejé de pensar en eso. Al caso, no venia. ¿por qué? porque no me debía interesar. Él ni conocido era.
Luego de clases, fui a trabajar.
Esto era molesto y aburrido.
Niños pasaban pidiendo en cada momento un poco de esta chatarra.
Lo más gracioso, es que sus madres o familiares ni siquiera compraban el paquete.
Luego de un rato, palidecí al ver a Luke acercase.
Entró por el pasillo y al verme su mirada no se desconecto de mí.
Se acercó y tomó un par del plato.
Comía y me miraba directamente.
Cómo la primera vez que lo vi.
Pensé que él quizá no me recordaba, a pesar de que dormí dos días en su casa.
¿Cómo estás, Beth?-preguntó.
Mi corazón se detuvo por un segundo y me sentí algo estúpida, e cursi.
Hola.-susurré.
Me preguntaba, como tan despistada que eres ¿trajiste tus llaves, hoy?-preguntó entusiasmado.
Um sí.-aseguré.
Oh, pero deberías revisar.-dijo.-No es que quiera que vayas, pero um no sé.
Las tengo.-aseguré. Sinceramente, no quería ir. Nunca, en realidad. Me asustaba.
Oh, okay.-respondió.-Nos vemos.
Se alejó entre la gente, y yo me quedé ahí, hasta que acabó mi turno.
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n/a: sé que está algo aburrido, pero, um sí, bueno.