Aureana y Sabía

2 0 0
                                    

Tenía que hablar con Sabía, ya lo había retrasado bastante, tenía que pedirle la semana libre, sabía que era la semana de más trabajo, pero adelantaría lo que pudiera esas semanas. Era consciente de que era un favor muy grande el que iba a pedirle, no sólo era pedirle los peores días libres, sino que también necesitaba que alguien cuidara de Ébano, el castillo no era lugar para él y no podía quedar solo.

—Suéltalo ya niña. —Le dijo impaciente Sabía.
—¿Qué? —preguntó Aureana confundida.
—Llevas media hora mirándome, y se que ya no soy tan guapa, así que dime lo que quieras decirme.

Aureana se puso colorada como un tomate. Le costó empezar pero después se lo contó todo. Como llevaba años queriendo ir a esa fiesta, que tenía la oportunidad de pasar una semana en el castillo, pero necesitaba que cuidara a Ébano. Le dijo que entendía que no le pareciera bien, pero que necesitaba que le hiciera ese grandísimo favor.

— ¿Eso es todo? —Pregunto Sabía cuando acabó de hablar.

— Sí, es todo. —Respondió Aureana insegura.

—Me tenías preocupada, pensé que sería algo grave. Claro que puedes tomarte la semana libre. Tomate todo el mes si quieres. Si trabajas más que yo. Yo llevo en esta tienda desde hace 163 años, tú llevas solo 7 años trabajando aquí, pero esta tienda ya es tan tuya como mía. El único motivo por el que no me retiro aun es para que tú puedas tomarte días libres. ¿Cómo iba a parecerme mal?

Aureana casi se pone a llorar al escuchar todo eso. Conocía el buen corazón de la mujer, y que aunque fuera un poco seca a veces, la quería, pero no era consciente de cuánto.

—Gracias. —Le dijo abrazándola. —Eres la mejor jefa que podía tener. Nadie me habría podido enseñar tanto como tú y te prometo que si un día quieres dejar Potio en mis manos cuidaré la tienda como el tesoro que es.

—Ya ya, no seas melodramática niña. —Le dijo dándole unas palmaditas en la cabeza y separándose dándole la espalda.

A pesar de lo que acababa de decir, Aureana juraría que la vio limpiarse una lágrima.

La fiesta de Halloween Donde viven las historias. Descúbrelo ahora