La fiesta

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Era el gran día. La fiesta comenzaba en una hora pero llevaba llegando gente al Castillo desde que se puso el sol. Estaba todo precioso. Rosaura estaba radiante, pero se la veía algo nerviosa, cosa rara en ella. Tamara estaba encargándose de los detalles de última hora con la ayuda de Sergio. Vito y Olga estaban supervisando que todo estuviera listo en la cocina. Aureana se sentía un poco perdida, no sabía qué hacer mientras esperaba a que empezara la fiesta, había ofrecido su ayuda pero todos le dijeron que no era necesario. Aún faltaba más de una hora y no sabía qué hacer, Gonzalo llegó a su rescate.
—Estás preciosa. —Fue lo primero que le dijo cuando la vio. Solo un "Estás preciosa" y eso bastó para que Aureana se sintiera resplandecer.
—Tú también estás genial, nunca pensé que te vería en traje.
—No soy un animal salvaje. Bueno, sí lo soy, pero solo a veces. —Bromeo él. — Como animal salvaje no llevo muy bien esto de las fiestas. Te apetece dar un paseo conmigo por el jardín mientras esperamos a que empiece. No parece que necesiten más ayuda —Le dice ofreciéndole el brazo.
—Encantada. —Dice Aureana agarrándose a él.
Pasean bajo la luna menguante mientras charlan. En un momento de la conversación Gonzalo menciona que no sabe bailar, así que Aureana se ofrece a enseñarle. A pesar de la falta de música, allí en el jardín le enseña a bailar. Con algún pisotón, Gonzalo aprende los pasos básicos y dejándose dirigir por Aureana bailan hasta que una voz los saca de la ensoñación.

—¿Qué hacéis aquí? la fiesta ya empezó. Llevo media hora buscándoos. —Dice Olga apareciendo de la nada. —Si queríais estar solos podríais avisar, que estábamos preocupados.

—Le estaba enseñando a bailar. —Se justifica Aureana.

Olga empieza a reír a carcajadas —Lo sabía. Sabía que no sabías bailar. Siempre lo negabas y ponías alguna excusa para no hacerlo.

—Deja de reírte ¿Acaso eres una niña? —Le replica Gonzalo.

Olga sigue riéndose y haciendo bromas.

—Lo siento. No sabía que era un secreto. —Le susurra Aureana preocupada.

—No pasa nada, de todos modos iban a darse cuenta al verme bailar contigo.

En parte se siente mal por haber desvelado el secreto de Gonzalo, pero saber que le había confesado a ella que no sabía bailar antes que a sus amigos le hacía sentir una agradable sensación en el pecho.

Cuando llegan al salón de baile está lleno de gente. En una esquina hay una mesa con canapés alrededor de la que se reúnen varias personas. El resto se reparten por el salón de baile.

—¿Quieres ir a por comida? —Le pregunta Gonzalo.

—Sí, vamos. Si esperamos mucho quizás no quede. Si Vito y Olga crearon el menú seguro que es delicioso.

Efectivamente la comida estaba riquísima. Prueban un poco de todo mientras ven a la gente bailar. Rosaura está radiante en la pista, bailando con una hermosa vampiro de cabello negro azabache. Sergio y Teresa acababan de entrar en la pista de baile. Olga y Vito ya llevaban un rato bailando.

—¿Quieres bailar? Prometo hacer lo posible por no pisarte. — Le pregunta Gonzalo después de un rato.

—Pensé que habías dicho que al verte sabrían que no sabes hacerlo.

—Así es, pero que sentido tendría que me enseñaras a bailar si ahora no puedo bailar contigo. —Dice dándole la mano y llevándola a la pista de baile.

Enseñarle a bailar en el jardín había estado bien, se habían reído y bromeado, se lo habían pasado bien bailado. Pero bailar en ese salón era mejor. La música y el ambiente. Sus mejores amigos bailando apenas a unos metros. La iluminación que permitía que admirara cada rasgo de Gonzalo. Todo era perfecto, y la hacía sentir en un cuento de hadas. Le habría gustado estar así para siempre. No quiere pensar que al día siguiente debe volver a casa. Claro que tiene ganas de ver a Ébano, pero va a extrañar mucho a Gonzalo. No quiere separarse tan pronto.

—Voy a echarte de menos. —Dice al final en voz alta.

—Una semana no es tanto. —Responde él divertido.

—¿Cómo? —Pregunta confundida.

—¿No te lo contamos? Gonzalo se muda la semana que viene a la calle de al lado. —Dice Olga metiéndose en la conversación. Ahora ella y Vito bailan a menos de un metro de ellos.

—¿Cómo? —Repite ella de nuevo.

—Perdón. Pensé que ya te lo habrían contado ellos. —Se disculpa Gonzalo. Aunque no parece sentirlo, más bien parece estar aguantando la risa.

—Sois horribles. —Les dice a todos, y después mirando a Gonzalo le dice —Y yo preocupada por que no sabía cuándo podría volver a verte.

Olga y Vito los miran y se miran entre ellos sonriendo pillos.

—Dejemos a los tortolitos. —Dice Olga y se alejan bailando para dejarles hablar a solas.

—¿Tú les has contado algo? —Le pregunta Gonzalo.

—No. Pero tampoco es que disimulara demasiado. —Le responde ella y ambos se ríen.

Ahora Aureana se siente como si esta felicidad fuera a durar para siempre. Hacen planes para la semana próxima. Hablan, ríen y bailan durante horas hasta que ya no pueden más. La fiesta de este año se ha acabado, pero las expectativas de futuro son infinitas.

La fiesta de Halloween Donde viven las historias. Descúbrelo ahora