Cap 5

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Taehyung no supo cuando tiempo estuvo fumando, bajo un árbol de su inmenso patio trasero.

Ese era su lugar favorito de la propiedad, porque ahí era donde se ocultaba de niño, cuando sus padres iniciaban intensas discusiones por las supuestas indiscreciones que cometía su madre.

En esa época se sentía ahogado... igual que ahora.

Puso la cabeza contra el tronco y se peinó con los dedos la densa cabellera, al tiempo que se preguntaba cómo debía comportarse.

¿Y si Lalisa se daba cuenta...?

¡No, eso no podía pasar! Empezaron a temblarle las manos.

«Cálmate, Kim. Cálmate, compórtate indiferente y solo síguele la corriente», se dijo.

Entonces luego de un rato de mesarse el cabello nerviosamente, se ajustó su chaqueta negra y emprendió su viaje de regreso a la casa.

Suspiró. Ahora tenía que llevarla al Hyde Park para servirle con su plan de darle celos a otro. Horrible.

Debía de hacerla suya de una vez por todas, a ver si en su cama olvidaba ese objetivo tan inútil.

*******

Lalisa bajaba apurada, los tres peldaños de la entrada de la casa de Taehyung.

Este tenía casi una hora de esperándola en el jardín, sobre una calesa, tirada por dos caballos.

Iban de paseo al Hyde Park como ella le había pedido.

—Vaya hasta que al fin. —Expresó James exasperado cuando ella se subió y se sentó a su lado, luego haló las riendas fuertemente e hizo mover el fino coche abierto, que tenía cuatro asientos y además tenía una capota de vaqueta.

—Lo siento, Kim, es que una doncella que me asignó la señora Mikyung me estaba arreglando el cabello. —Le dijo Lisa, bastante apenada por haberlo hecho esperar.

El Duque la miró de arriba a abajo detenidamente, pero no dijo nada.

—Bueno ¿Qué le parece? ¿Cómo quedé? — Le preguntó lalisa, tratando de iniciar una conversación, mientras movía sus nuevos risos presumida.

Nunca se había podido hacer risos en un cabello tan lacio, pero la doncella, era un genio y lo había logrado.

«Solo esperaba que le duraran hasta la noche, pensó Lisa, cruzando los dedos.

Kim por su parte se encogió de hombros como si le diera igual su aspecto.

«Cuanto empezaba a odiar su actitud de poco importa», se dijo Lalisa para sí.

—Al menos por cortesía pudo decir que me veo bonita. —Le reclamó ella.

—No soy hipócrita. —Dijo él, manteniendo la mirada en las vías de Londres que empezaban a recorrer.

—Es usted despreciable. —Le espetó Lisa.

Kim sonrió burlón, pero no dijo nada... otra vez. Maldito.

Entonces Lalisa tampoco habló en el trayecto.

Se limitó admirar cada cosa que veía, mientras avanzaban en la calesa.

Cuando pasaban por los edificios del municipio de Westminster, le brillaron los ojos, ya que siempre esas amplias torres le habían parecido maravillas arquitectónicas.

—Por aquí cerca queda el parlamento —comentó Lisa— me han contado que usted asiste muy poco a ocupar su escaño. Que mal.

Kim alzó una ceja y le respondió.

TODO FUE POR UN ENGAÑO (TAELICE)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora