Cap 14

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Dos días después, Lalisa desayunaba en el comedor de la mansión Kim, recordando que si nunca hubiera descubierto el engaño de Doyounf se hubiese casado aquel día. Era curioso, pero más triste la tenía, el hecho que Taehyung no hubiese vuelto que su matrimonio fallido.

La enervaba pensar que Kim le hubiese mentido y si estuviese con la tal Nancy u otras de sus amantes. Y también la preocupaba que él hiciese una locura, luego que le confesó que hace poco intento suicidarse.

—Mi Lady, hay unos hombres muy extraños en la puerta, que piden hablar con Lord Kim. —Entró Jaewoo a avisarle, sin emoción en la voz como de costumbre.

—Hágalos pasar Jaewoo. Yo hablaré con ellos. —Dio la orden ella y de inmediato se levantó para ir a atenderlos.

Se llevó una impresión al verles cuando llegó al vestíbulo. Los cuatro hombres tenían una terrible pinta de rufianes.

Dios mío ¿ellos conocían a Kim?

—¿No es esa la del retrato? —Dijo uno señalándola sin demostrar tacto.

Los otros tres la miraron con detenimiento.

—Diantres, sí. Esa es. Parece que el Duque no necesitó de nosotros para la misión. —Dijo otro que tenía un parche en el ojo, además de un diente negro.

—¿De qué hablan, señores? —Les preguntó Lisa desconcertada— ¿Para qué están buscando al Duque?

—Yo me encargo de este asunto, mi Lady —oyó que dijo Mikyung quien apareció en escena, un poco alterada— yo hablo con ellos, no se preocupe. Mi Lord me pidió atenderlos antes de irse.

Lisa reticente se dio la vuelva y volvió a entrar al comedor preguntándose qué quisieron decir esos hombres, con que si ella era la del retrato.

¿Cuál era el misterio? ¿Por qué Taehyung se relacionaba con esa gente? ¿Sería que tenía negocios sucios?

Se asustó.

¿Sería esa la razón por la que Taehyung intentó suicidio? ¿Para escapar de esos malechores?

No, debía dejar de pensar tonterías, se dijo.

Lalisa continuó su día revisando los baúles que le trajo su madre. Sacó muchos de sus vestidos que le gustaban, además de libros, cartas y joyas y se dedicó a buscarles acomodo en el cuarto que le asignaron.

Cuando miraba las cartas una a una, que eran de sus amigas y de su tía del campo, se encontró con las de Doyoung, mismas que le mandaba en la época de cortejo.

No pudo evitar leer un fragmento de una que decía así.

No sé cómo sucedió, señorita Manobal, pero la amo. Amo como camina, como sonríe, como mueve su espeso cabello negro, como coquetea con aquellos lindos ojos. Sé que soy atrevido, pero encantaría ser el dueño de toda su persona. Me encantaría poseer cada rincón de su cuerpo.

Sería capaz de mover el cielo con tal de ver su cabello esparcido en mi almohada, después de que ambos hubiésemos hecho el amor.

¿Cada rincón de su cuerpo? Esa frase ella la había escuchado, se dijo Lisa.

Taehyung una vez se lo había dicho. —Recordó. Pero no tenía sentido. Solo era una coincidencia se convenció luego de meditarlo.

Cuando terminó de mirar las cartas, Lisa, siguió sacando las cosas que quedaban en el baúl.

De ahí encontró un dibujo que se había hecho con Doyoung, luego que una artista ambulante se los hiciese en una feria, entonces apretó los dientes al ver su cara estúpida, mientras fingía con una sonrisa que la amaba. Cada día le guardaba más rencor a ese enclenque. Gruñó y tiró el dibujo en la mesita de noche, diciéndose que más tarde lo echaría a la chimenea de Taehyung.

TODO FUE POR UN ENGAÑO (TAELICE)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora