13 | El Bosque de Aran

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Hace siglos, en los ancestrales territorios de Escocia, se forjó una leyenda sobre un lugar, capaz de sobre pasar la belleza y abundancia de lo que fue el Jardín de Eden, este fue llamado el Bosque de Aran

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Hace siglos, en los ancestrales territorios de Escocia, se forjó una leyenda sobre un lugar, capaz de sobre pasar la belleza y abundancia de lo que fue el Jardín de Eden, este fue llamado el Bosque de Aran. Este valle, resguardado por colinas ondulantes y exuberantes follajes, fue el escenario de múltiples mitos, los cuales atrajeron la atención de campesinos y niños por su magia y misterio.

Este bosque, conocido como el valle de los cinco elementos, exponía con orgullo las riquezas que poseía. La tierra por su fertilidad, el agua por sus elegantes arroyos y exuberantes ríos, el fuego al considerarse la esencia de la vida, el viento como mensajero de la naturaleza y el rayo por su gran fuerza natural. Todas ellas se unían para crear un equilibrio único.

Sin embargo, la paz y la armonía de este lugar fueron sacudidas por culpa de la codicia. Dos antiguos clanes, los Uchiha y los Senju, decidieron compartir el valle. Una alianza prometedora se formó entre ambos, con la esperanza de habitar y prosperar pacíficamente en este paraíso natural para nutrir a sus familias con sus innumerables recursos.

Pero el deseo de poder quedarse con aquellos terrenos para sí mismos provocaron una espiral de discordia. Las tensiones crecieron y, lo que empezó como disputas menores por los límites territoriales, se transformó en un conflicto más profundo. La ambición de algunos miembros desencadenó una guerra brutal que destrozó la paz de Aran.

El valle, antes un lugar de esplendor, se convirtió en un campo de batalla donde la sangre de los licántropos teñía la tierra que una vez fue próspera. La guerra desgarró vidas, destrozó familias y marcó el paisaje con una huella imborrable.

A pesar del paso de los siglos, el conflicto persistió en la memoria de los sobrevivientes, llenándolos de rencor y marcando sus vidas para siempre.

Los casi extintos clanes tomaron rumbos separados en búsqueda de reconstrucción. Los Uchiha, después de surcar los bastos territorios ingleses llevando una vida nómada, finalmente decidieron regresar y encontraron su hogar en un diminuto pueblo llamado Dunkeld. Fue allí, rodeados por la majestuosidad de sus inmensas hectáreas de bosque, se enfocaron en rehacer sus vidas y tratar de hallar la paz perdida en los destruidos prados de Aran. Mientras tanto, los Senju encontraron en Braemar el amparo que necesitaban. Allí buscaron prevalecer y suprimir el dolor de la guerra. Aunque nunca olvidaron aquello que les dejó una marca indeleble en el alma.

Durante aquel entonces, la llegada repentina de una manada de lobos a Braemar no solo generó temor, sino que desencadenó una serie de ataques hacia la población. Los habitantes, sorprendidos por la ferocidad de estos "animales", se vieron indefensos ante sus constantes acechos. Los Senju encontraron en la civilización de Braemar una fuente de presas fáciles, atacando a los habitantes y sembrando el caos en las calles.

La situación se volvió insostenible. Los pueblerinos, aterrorizados por los violentos ataques de la manada, comenzaron a abandonar sus hogares en busca de refugio y seguridad en otros condados. El constante peligro representado por los lobos, que atacaban indiscriminadamente, llevó a la disminución drástica de la población y al abandono masivo de la región.

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