15 | Cabellos rosa

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 Desde aquel día se le había vuelto imposible no pensar en aquella mujer

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Desde aquel día se le había vuelto imposible no pensar en aquella mujer. El insomnio se había vuelto un fiel compañero durante las madrugadas y las tardes eran largas y llenas de trabajo. Necesitaba ocupar su mente en otras cosas, así que se mantenía lo suficientemente ocupado y descargaba su rabia cargando grandes pilas de troncos para la hoguera, atrapaba decenas de animales y luchaba con demás guerreros lican hasta el cansancio.

Durante la mayor parte del día trataba de ignorar a su lobo. Curiosamente, él era el principal motivo de sus desvelos. Sabía lo que quería, deseaba huir. Desconocía hacia a donde, pero de algo estaba seguro, su lobo quería encontrarla.

Él no.

Reprimió un jadeo y libero a su contrincante de su poderosa mordida. El lobo de matices marrones gimió cuando él se alejo, todavía podía sentir los dientes de su rival sobre la carne de su cuello. El azabache se había comportado más rudo de lo normal.

Escondió todo nerviosismo bajo una mascara de orgullo.

Ve a que te revisen eso, iré pronto—El contrario solo bufó y negó con la cabeza.

Que atento, casi me arrancas la cabeza ¿Qué te ocurre? Estas más irritable que de costumbre.

¿De que estas hablando?—Preguntó fastidiado—. No pasa nada, imaginas estupideces.

¿De verdad? Por si no lo recuerdas, mientras estábamos en medio de una labor de rastreo saliste corriendo como un demente ¿Acaso paso algo que tu primo deba saber?

Sasuke soltó un gruñido amenazante.

No, ya largate y ocupate de tus propios asuntos, Obito.

¿No te duele la cabeza? La caída fue dura.

Sin pensarlo, se acerco a el en un intento de atacarlo pero el lobo marrón fue más rápido. Obito se alejo con sorna evitando otro mordisco que pudiera tener repercusiones fatales en él.

¡Esta bien! ¡Esta bien! ¡Me voy! ¡Pero algún día voy a saberlo!

Vete antes de que me arrepienta.

Su tío hermano se perdió a través de la maleza y a medida que el cazador avanzaba podía escuchar como la fastidiosa melodía de sus risas se iban evaporando en el aire hasta no escuchar nada más. Soltó un suspiro y volvió a su forma original, su cuerpo estaba lleno de sudor y algunas marcas insignificantes.

No era tarde, pero debía apresurarse, las nubes ocultaban la protuberancia del sol y el viento empezaba a fluir de forma más violenta. Cerró los ojos cuando una ráfaga de aire choco contra su cuerpo y se dejo ser tratando de ahuyentar el calor que su sudoroso cuerpo desprendía.

Suspiro, el viento lleno de aire su nariz, era cálido, envolvente.

«¡Los conocimientos de mi tía son invaluables!»

FOREST | SasusakuDonde viven las historias. Descúbrelo ahora