10 | Dudas, disculpas y aprietos

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El hogar de su amada tía destacaba cualidades gratas

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El hogar de su amada tía destacaba cualidades gratas. La música era una de ellas, la elegante y delicada sinfonía de las notas musicales tocadas por grandes pianistas como lo fueron Mozart le trasmitían enormes fuentes de inspiración. Las pinceladas cobraban cierta magia y finura, y a raíz de aquello, su arte florecía de forma extravagante. 

Como resultado de esto, el silencio era algo realmente extraño para ella, no importaba la hora del día. Era inusual.

Después de la visita de aquella mujer. El silencio profano en las fauces de su ahora hogar. Las palabras, las cuales eran la musa de las conversaciones, se habían esfumado y no tenían necesidad de volver. Aquel vació era tan pesado de llevar, como si estuvieras atrapado en un espacio oscuro y estrecho, sin compañía ni consuelo. Los versos se quedaron atrapados en su garganta al igual que las preguntas, aquellas que hasta el momento no dejaban de repetirse como un vinilo dañado.

Pero, a pesar de su pesadez, este silencio también puede ser un llamado a la reflexión, una oportunidad para enfrentar lo que yace en su interior. Esa meditación la llevaba en diferentes caminos, a preguntas sin respuestas pero dispuestas en ser contestadas. Y de repente la sala de estar dejo de ser silenciosa por sus ruidosos pensamientos y los inconscientes movimientos procedentes de sus caderas sobre la lona del sofá.  

La incomodidad todavía flotaba en el aire, pero eso no detenía a Tsunade. Ella revolvía con una gran dedicación la pequeña cuchara sobre su te de manzanilla, que para los ignorantes como lo fue anteriormente su servidora, aquella infusión era un magno calmante para manejar los nervios. El frenético golpecito sobre los bordes de porcelana desvanecieron en su totalidad aquel silencio ensordecedor que las acompaño aproximadamente veinte minutos.

A la par del descontento y la sorpresa. Ambas mujeres consideraron sus opciones. Entre tantas ellas la verdad, riesgo y el descubrimiento de algo más, lo foráneo; el sentimiento intenso que Sakura experimento después de escuchar los relatos de Mikoto: La absoluta verdad sobre aquel bosque y las leyendas que surgieron en Dunkeld después de ello.

Abrazo sus rodillas mientras observaba a su tía. Habían tantas cosas de las cuales desconocía que la hacia sentir pequeña, tan diminuta como las Gypsophila en medio de una gran pradera. ¿Realmente había asistido a aquellos seres con tratamientos médicos? ¿Por que? ¿Fueron alguna especie de favor? ¿Qué deuda saldaba exactamente si fuera el caso? Se preguntaba ella mientras recorría de pies a cabeza a la rubia. Después de varios minutos de mutismo, Tsunade levanto la mirada hacia su sobrina, el verde jade de Sakura reflejaba inquietudes sin ningún tipo de reparo, solo un gran margen de duda que parecía ir en aumento a medida que la examinaba.

—¿Qué quieres, Sakura?

La interrogante la estremeció de pies a cabeza, su cuerpo dio un giro involuntario pero con una absoluta rapidez pudo recomponerse. Parpadeo varias veces tratando de estar en completa serenidad y respondió.

FOREST | SasusakuDonde viven las historias. Descúbrelo ahora