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Saliendo del aeropuerto, el ruso de cabello castaño sintió cómo se formaba un enorme nudo en su garganta. Había regresado, había vuelto al país que siempre le había dado la espalda, lleno de gente dañina y tóxica. Podía sentir la presión de toda la mala vibra permanente en el ambiente. Sabía que tendría que volver algún día, pero no imaginó que tuviera que hacerlo tan pronto y por estas razones tan devastadoras.

Quitándose los audífonos, sacó su teléfono de su bolsillo para así verse en el reflejo de su pantalla por un momento, estaba ojeroso y su cabello algo despeinado, era evidente que no había dormido ni un poco durante todo el viaje, al menos ahora había aterrizado en la ciudad donde habían trasladado a su abuela, no conocía bien los alrededores, pero según dijo la enfermera que le atendió al teléfono no estaba tan lejos del aeropuerto.

Revisando su bandeja de mensajes, se sintió un poco consolado al encontrarse unos mensajes de su novia, esta le había transferido dinero suficiente como para comer, buscar alojo y pagar algún tratamiento para su abuela en caso de ser necesario; lo suficiente para estar en Rusia un par de días. Le entristecía un poco el haber tenido que abandonar sus estudios a ese nivel del año, pero aún no estaba todo perdido, sus profesores le dieron la opción de entregar un último proyecto final el cual cubriría el resto de sus calificaciones, obviamente esto fomentaría el odio de sus compañeros hacia el, pero no pensaría mucho en eso por ahora. No era su prioridad.

Revisando el mapa en su teléfono, confirmó que el hospital estaba a unas cuantas calles más abajo, así que iría caminando, no perdería dinero en transporte, podría serle útil para cubrir los gastos médicos de su bábushka, en estas situaciones todo era útil. Poniéndose en marcha, se aguantó las ganas de llorar todo el camino, estaba asustado, y no podía evitar sentir una enorme culpa por todo lo que estaba pasando, su abuela había estado mal todo ese tiempo y él como si nada en otro país, ¿cómo había sido tan descuidado?, se emocionó demasiado y dejó atrás lo que verdaderamente le importaba, después de todo, su bábushka siempre fue la única que lo apoyó y motivó para cumplir sus sueños, hacia esto tanto por ella como por él mismo.

Al ingresar al hospital se dio cuenta de lo enorme que era, se sintió desorientado por toda la luz blanca que recorrían los pasillos, los médicos yendo de un lado a otro, la gente tosiendo a su alrededor, incluso niños llorando y adultos gritando del dolor en algunas salas donde se les atendía. Sentía que en cualquier momento se desvanecería, todo pasaba muy rápido. Ahora odiaba los hospitales.

Disculpe. —Se acercó a la mesa en la zona de emergencias.— Estoy buscando a Anoushka Homskyi, me dijeron que la habían trasladado a este hospital.

Homskyi. —Repitió la mujer detrás del escritorio, revisando en su lista confirmó de quien hablaba.— Sí, está en la habitación 417, sigue en espera de confirmación para cirugía. —Se giró para buscar unos papeles.— Necesito que rellene este formulario y firme para aprobar la operación.

Sí, claro. —Recibió los papeles. Leyéndolos antes de comenzar a llenarlos con un sutil temblor en su pulso.— ¿Puedo... Verla?

Puede verla antes de que la pasemos a pre-operatorio.

¿Puedo saber que tiene? N-nadie me ha dicho nada hasta el momento.

No estoy segura, el neurocirujano encargado de su abuela puede darle más detalle.

¿Neuro...Cirujano?

Tragando saliva, decidió no hacer más preguntas y se apresuró a terminar de llenar los papeles, entregándolos a la mujer detrás del mesón para luego ser dirigido por una enfermera hasta la habitación donde estaba su abuela, ahí su corazón se rompió. Verla conectada a tantas máquinas le hizo perder el alma, más porque había un tubo atravesando por su garganta para ayudarla a respirar, ¿qué estaba pasando?, ¿qué le estaba pasando a su bábushka?

Lɪɢʜᴛ Sʜᴏᴡᴇʀ -[Tabi x Agoti]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora