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Bajándose de aquel lujoso vehículo que le había llevado hasta la mansión Dearest, el ruso se sintió enormemente intimidado por lo grande que era esa propiedad, cuando leyó en esos artículos sobre que ésta familia vivía en lugares grandes jamás imaginó que fuera tan cierto. Imaginaba que los medios exageraban como siempre, pero esta vivienda sí que era exagerada.

Sígame. —Habló el chofer personal que había pasado por el.

Asintiendo, el joven se apresuró a obedecer, acompañando a aquel chofer el cual le hizo entrar en la propiedad, recibiendo una rápida intervención por uno de los empleados de aquel lugar, quien extrañamente le hizo registrar su huella dactilar en una tablet, posteriormente le tomó una foto desprevenido y se retiró sin decir nada. "¿Qué demonios fue eso?" pensó el ruso, pero su cuestionamiento no duró demasiado, ya que en su ayuda se acercó aquella muchacha que le había invitado.

Tabi. —Habló bajando rápidamente las escaleras, acercándose al muchacho para finalmente abrazarlo.— Que gusto que ya estés aquí.

Sí, el camino fue eterno. —Comentó correspondiendo su abrazo.

En realidad no mentía, el viaje fue extremadamente largo para él por la tensión de ser acompañado por enormes guardaespaldas quienes le miraban mal cada que podían, definitivamente no quería pasar por eso nunca más, prefería irse caminando por más humilde que se viera en ello.

Así que él es el famoso Tabi. —Habló una voz masculina.

Separándose del abrazo, ambos jóvenes miraron en dirección a la escalera, viendo cómo un hombre adulto de característica piel llegaba al primer piso mientras acomodaba las mangas de su prenda. La mirada de Tabi no pudo evitar posarse en el pecho descubierto de ese hombre, sabía que su personaje artístico era así, pero ¿enserio iría a la gala así? Era algo... Exótico.

Mis ojos están acá arriba. —Se señaló el rostro.

Ah, si. —Se acercó y le ofreció un apretón de mano.— Un gusto, señor. Mi nombre es Tabi Homskyi, soy amigo de su hija.

— ... —Le miró de pies a cabeza, luego aceptó el apretón de mano y le sonrió un poco.— Un gusto, chico. Mi mujer aún está arreglándose, ¿esperamos en la sala?

Mirando a Cherry detrás suyo, Tabi notó cómo esta asentía y le levantaba el pulgar, así que no le quedó más remedio que aceptar, la verdad, pensó que sería más difícil e incómodo, pero por el momento no lo era tanto.

Soltándose las manos, los tres se dirigieron a una enorme sala de estar donde habían decoraciones algo egocéntricas pero se veía que todo era muy costoso ahí, incluso habían guardias en cada esquina de la habitación. Tomando asiento, Tabi vio nuevamente de reojo como Cherry se sentaba a su lado, apoyando su cabeza sobre su hombro sintió la presión de la mirada del padre de aquella familia, no quería verse como una amenaza, tampoco lo era, pero sabía que el cariño de un padre a su hija era incondicional.

Y dime, ¿cómo se conocieron? —Habló el adulto cruzando una pierna sobre la otra.

Ah... Bueno... Nos conocimos durante mi primer día en la universidad, comencé este semestre y su hija me dio un paseo por la sede.

¿Ya universitario?, ¿qué edad tienes?

Tengo 19. Me atrasé en entrar a la universidad porque preferí tomar un curso de música en mi país, además estudié en un preuniversitario y así conseguí la beca.

¿Curso de música? —Alzó una ceja mostrando interés.— ¿Qué estás estudiando?

Producción musical, señor.

Lɪɢʜᴛ Sʜᴏᴡᴇʀ -[Tabi x Agoti]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora