Lɪɢʜᴛ Sʜᴏᴡᴇʀ -[Tabi x Agoti]

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El más bajo envolvió el cuerpo de su amigo con sus brazos en búsqueda de corresponder su afecto físico, cerrando sus ojos dejó que los labios del Andromeda besaran su frente, marcando un camino con ellos hasta llegar a la zona de sus mejillas, donde no buscó generar presión, sino manifestar todo el cariño que tenía para entregarle. Tabi se sentía cómodo, esto no era nada comparado a aquella primera vez con su ex novio en Rusia, aquí podía sentirse amado y respetado, allá solo se sintió... Usado.

No había ni un solo punto de comparación entre su ex y Agoti, las manos de su chico se mantenían en una zona segura para él, acariciando su espalda, y máximo sosteniendo su cintura, pero generalmente se mantenían en la zona superior de su espalda. Amaba notar como se mantenía sin presionarlo a avanzar, pero aún así buscando motivarle con los besos. Ya le había hecho esperar mucho, seguir negándole su amor ya sería crueldad, así que finalmente cedió. Tenía miedo, pero aún así lo haría.

Robándole un corto beso, Tabi solo tuvo tiempo de soltar una pequeña risita antes de que Agoti se le abalanzara encima meneando la cola con gran alegría. No solía ser el ruso quien iniciaba los besos, y Agoti atesoraba cada uno de esos 3 besos que le había dado Tabi sin que se le presionara para ello.

— Jajaja, pareces un cachorro, Agoti. —Le mimó la cabeza, achinando sus ojos al ver como la cola de su querido amigo se movía aún más frenética debido a esto.

— No soy un cachorro. —Contradijo haciendo un pequeño puchero, luego se acomodó de mejor manera para quedar arrodillado en la cama, ejerciendo fuerza en las piernas ajenas para acomodarlas a ambos lados de su cintura.— Pero soy totalmente apto para hacerte uno, ¿quieres probar?

La expresión del ruso se mantuvo seria, pero su mente era un caos total por aquella frase y propuesta tan obscena, ¿de dónde se le ocurría tanta palabrería a este chico? Con razón le iba bien en su carrera de solista.
Sus mejillas se sonrojaron, y aún a pesar de su invisibilidad, aquel rubor se manifestó en aquella máscara calavérica que le caracterizaba.

— Pero somos hombres, no es posible que puedas hacer eso. —Dijo Tabi con algo de timidez, cubriendo parte de su rostro con uso de su mano cuando vio las palmas de su amigo acariciar sus piernas desnudas. Ahora deseaba no usar short para dormir, y en su lugar, usar pantalón largo.

— Puedo intentar varias veces. —Sus dedos treparon por la piel invisible de su amigo, pero se detuvieron un poco al momento de llegar a sus muslos.— ¿Te sientes cómodo si continúo?

Su corazón latió fuerte y rápido. Amaba a este hombre, era el único que había buscado su consentimiento hasta ahora, definitivamente era el mejor, ¿por qué había esperado tanto para darle una respuesta positiva a este hermoso ser?

— Si, me siento cómodo. —Contestó, acercando sus dos manos a las mejillas del demonio para mimar sus pómulos, aunque cierta timidez se manifestó en su voz.— Podemos continuar.

Agoti asintió, subiendo sus manos hasta aquella zona íntima que se escondía bajo el short, sus palmas masajearon la zona al unísono por un breve momento hasta que una de ellas trepó hasta su vientre y abdomen, levantando en el proceso aquella camiseta blanca que Tabi solía usar para dormir. El demonio se encorvó, dando besos suaves en su piel, que a pesar de su invisibilidad, era bastante fácil de predecir cómo era aquella forma física, aunque quizá eso era porque le había manoseado antes y tenía su figura más o menos memorizada hasta el momento.