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Los recuerdos borrosos de esa muchacha aferrándose a su cuerpo le hicieron sudar, es como si pudiera sentir el cinismo de aquella familia en carne propia nuevamente, junto al mismo dolor físico que percibió aquel maldito día.

El día de la trampa, el día de la maldición.

Despertando completamente ahogado, el chico calavera llevó su mano a su pecho, aferrando su agarre a su desgastada camiseta blanca, sintiendo la odiosa angustia de no poder olvidar, de no poder soltar el pasado que le atormentaba cada segundo, de no poder tener una noche tranquila aunque ya haya transcurrido casi un año desde lo que le ocurrió.

Quitándose las sabanas de encima, se acomodó en la orilla de la cama, apoyando su frente sobre ambas palmas las cuales pudieron sentir el sudor que le empapaba, y aunque fuera un amanecer frío, se sentía corporalmente caliente, y con ello, la ansiedad e inquietud que venía acechándole desde hace rato obtuvo el protagonismo. Le costaba respirar, pero ¿qué tan nueva era esa sensación? Pasaba esto casi siempre, ¿por qué seguía asustándole tanto? Era irracional. Ella ya no estaba aquí para hacerle daño, pero aún así le temía.

Levantándose, agitó el cuello de su camiseta para recibir algo de aire, adentrándose en la zona más fría de su humilde hogar, la cocina. Cuando sus pies descalzos tocaron el frío suelo de aquella parte de la vivienda, se permitió arrodillarse y recostarse sobre aquella superficie, sintiendo como poco a poco el frío contrastaba el sofoco del calor que frecuentaba a levantarle de la cama con el pulso acelerado. No podía evitar preguntarse porque le pasaba todo lo que había vivido hasta ahora, ¿estaría pagando algún pecado de su vida pasada?, ¿o por qué Cherry le había traicionado de esa manera?, le habían tendido una trampa, recordar las palabras de su anterior ídolo Dearest le hacía doler el alma: "Ya no le eres de utilidad a mi hija, solo eres un gasto de dinero y tiempo, hay mejores opciones que tu, muchacho, así que te quitaré del camino con mis propias manos. Me aseguraré de que recuerdes el apellido Dearest por siempre".

Había sido traicionado, había sido golpeado, discriminado y además sometido a una vida vacía, después de todo... Ahora no era el mismo y jamás volvería a serlo. Sus sueños y metas se le habían sido arrebatadas al igual que la vida que solía llevar.

¿Alguna vez fue amado de verdad?

¿Alguna vez las palabras de Cherry fueron honestas?

¿Alguna vez hubo rastro de verdad en sus besos?

¿O solo lo había utilizado para tantear el terreno universitario en esa carrera tan soñadora que ambos habían elegido?

Tenía tantas preguntas, tantas interrogantes sin respuesta que, a decir verdad, le aterraba enormemente investigar, pero en el fondo de su corazón deseaba tener una conversación profunda con su ex, saber por qué, en qué había fallado, qué le hacía falta para mejorar, y claro, ¿por qué habían decidió ESE destino para el? Nunca fue una mala persona, ¿por qué la vida lo trataba tan mal?

Su bábushka tenía razón, como siempre, no puedes confiar en todos, hay gente dañina en el mundo, pero jamás imaginó que fuera su propia novia su enemigo más grande, ¿cómo alguien a quien amo tanto podía convertirse en el mismísimo diablo?

Deseaba enormemente dormir en paz, abrir sus ojos a la mañana, y ver que ni siquiera había abandonado Rusia. Así evitaría entrar a Estados Unidos a toda costa, eludiría sufrir como lo había hecho hasta ahora, podría prevenir el perder a la única persona que de verdad se interesó en su bienestar, o tal vez así pudo pasar más tiempo con ella y no con la familia equivocada.

Cerrando sus ojos, respiró profundo, pudiendo sentir el relajo de la silenciosa noche para así poder descansar, pero cuando más quiso pudo oír la alarma de su teléfono emitiéndose desde su habitación, al ser una casa pequeña podía oírlo a la perfección.

Lɪɢʜᴛ Sʜᴏᴡᴇʀ -[Tabi x Agoti]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora