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Sus brazos envolvían el torso de su amado chico ruso en el momento que abrió sus ojos. Sus cuerpos encajaban a la perfección en aquella posición de cucharita, la pose más amorosa de todas.
Olfateó su nuca, tenía un aroma agradable, ese varonil perfume que le caracterizaba, que le enamoraba, que lo seducía. Lo amaba muchísimo, jamás imaginó que un despertar podía ser así de bonito. Se sentía completo, satisfecho, pleno... Sí, su espalda ardía un poco al igual que su cuello, pero estaba seguro de que esas marcas de amor pasarían pronto. Nada que no pudiera soportar.

Encogió un poco sus piernas, ajustándose mejor a la posición fetal del ruso, quien simplemente emitió un pequeño quejido al sentir su calor corporal.
No quiso despertarlo, así que se quedó quieto.
Sentir su cuerpo desnudo bajo las sábanas hacia la situación muy íntima, no lo veía con morbo, sino como algo muy relajante. La piel de Tabi era suave, lo percibía tan pequeño y vulnerable entre sus brazos, ¿quién diría que tenía un carácter de mierda y maldecía grotescamente durante el sexo?

Cerró sus ojos, dedicándose a relajar su cuerpo a pesar de que en realidad no se sentía para nada cansado. Solo quería estar así un poco más, luego tendría que irse a casa y no le volvería a ver en un buen rato debido a sus responsabilidades. Ahora que lo pensaba, su insomnio había desaparecido, al menos en aquellas noches que se la pasaba con el ruso; le daba la paz y tranquilidad que siempre había deseado tener.

— Mmm. —Emitió Tabi estirándose un poco, algunas de sus articulaciones tronaron levemente, pero ninguno de los dos habló de eso.— Me estás respirando en la nuca, Agoti. Me pone nervioso. —Ladeó su cabeza un poco, sus mejillas estaban coloradas, pero el demonio no podía ver eso.

— ¿Qué tan nervioso? —Le apretó un poco entre sus brazos, adoptando una actitud juguetona al instante.

— Yaa. —Reclamó viéndole por encima de su hombro.— No me aprietes tanto, me duele un poco el cuerpo.

— Es la edad, ya estás viejito.

— No me digas eso, me deprimo.

— Jajajaja. —Le soltó un poco.— De acuerdo, lo siento.

Tabi encontró una de las manos del menor, y tras entrelazar sus dedos con cariño volvió a cerrar sus ojos por unos segundos. Un suspiro se escapó de entre sus labios, y poco después levantó aquella mano de su contrario para besarla parcialmente. Se sentía muy cómodo, solía tener momentos así de privados con su ex novia, pero no se comparaba con esto. Tener la seguridad de que el demonio si le amaba completamente le hacía sentir... Lleno.
Muy alegre, aunque el recordar momentos con su ex le hacía percibir todo algo agridulce, pero lo ignoraría.

— Deberíamos levantarnos. —Propuso soltando la mano de Agoti para poder dedicar completamente su fuerza para incorporarse en la cama. Y un siseo se escapó de sus labios al sentir un dolor punzante en su cadera, pero nada completamente insoportable, al menos por ahora.— Tenemos que asearnos, desayunar, y tú debes volver a tu casa. De seguro tu padre está preocupado.

— Lo dudo mucho. —Dijo con algo de tristeza, no había querido recordar la escena anterior con su padre, pero sabía que no podría evitarlo por siempre.— Me gustaría mucho vivir aquí, seguro me ahorraría los problemas en mi hogar. —Se sentó, abrazando sus piernas.

— Te diría que puedes hacerlo, pero en realidad no hay mucha seguridad que yo pueda brindarte aquí. Estarás mejor cuidado en tu casa, solo... Trata de hablar con Sol, ¿si? Estoy seguro de que él entenderá tu punto en algún momento.

— No lo entendió antes, ¿por qué lo haría ahora?

— La gente cambia por las personas a las que ama. Tu papá quizá es algo complejo, pero estoy seguro de que todo irá mejor pronto.

Lɪɢʜᴛ Sʜᴏᴡᴇʀ -[Tabi x Agoti]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora