21

142 9 1
                                    

— Para las mesas 4 y 5. —Señaló el encargado de la cocina dejando los pedidos en la barra.

— De acuerdo. —Asintió el extranjero separando dichos pedidos.

Poniéndose manos a la obra, deslizó las bebidas a través de la barra, levantándolos únicamente para reposarlos sobre la bandeja que llevaría hasta los clientes correspondientes, deteniéndose por un momento para comprobar que el pedido estuviera en orden para luego continuar, volviendo poco después para recoger el plato principal de alimentos que iba dirigida a la mesa que seguía después.

Cuando estuvo listo, cargó aquella bandeja con la máxima agilidad que podía, movilizándose entre las mesas y esquivando al resto de sus compañeros meseros que también se desplazaban por el lugar. Llevaba más de un año trabajando ahí, y si bien en un inicio estuvo solamente de reemplazo por un colega, con el tiempo consiguió hacerlo un trabajo estable y oficial. Le gustaba el ambiente laboral, no era tóxico como el anterior local de comida rápida donde solía trabajar, aquí si respetaban sus turnos y sus días de pago, aunque tenía que admitir que si extrañaba chismear con algún que otro de sus compañeros anteriores, pero los actuales no estaban nada mal.

— Muchas gracias. —Dijo la madre de la familia que atendió.

— No hay de que. —Achinó sus ojos.— Si necesita algo no dude en pedírmelo a mí o a cualquiera de mis compañeros. Estamos para servirles.

La mujer asintió con una sonrisa amistosa, dedicándose a ponerle el babero a su pequeño retoño que se removía en su asiento para bebé, y cuando Tabi se aseguró de que no necesitaban nada más, se alejó para regresar a la zona detrás de la barra donde se encontraban sus demás compañeros en espera de que algún cliente necesitara algo, aunque algunos ya estaban preparando un jugo natural en la licuadora, así que a ellos los dejaría tranquilos por el momento.

Dejó la bandeja junto a las demás, y con un suspiro, llevó ambas manos detrás de su espalda en lo que veía a su alrededor para asegurarse de que todo estuviera en orden y fluyendo por el local. Era una noche muy tranquila, fresca y bonita, aunque por alguna razón sentía que no seguiría siendo así dentro de poco, pero tal vez eso no significaba algo negativo... Esperaba que no. Últimamente todo le estaba yendo bien, que siga así.

— ¿Y ya te dieron la respuesta? —Preguntó su compañero de turno apoyando su brazo por los hombros del chico calavera.

— ¿Uh? —Le miró.— ¿Te refieres a la carrera nocturna? —Su compañero asintió.— Bueno... Pasé a recoger mi correo atrasado antes de entrar al turno esta tarde, se supone que ya recibí la carta, pero esperaré a estar en casa para leerla con más calma.

— Estoy seguro de que si aprobaron tu ingreso. —Dijo dándole una palmada en la espalda con el fin de brindarle ánimo y confianza.— Mi novia estudia ahí, dice que en las primeras semanas el sueño es algo infernal, pero que te acostumbras al poco rato. —Alzó sus hombros.— Si quieres puedo pedirle algún consejo de estudio para ti, ya que trabajarás y estudiarás al mismo tiempo.

— Oh, ya veo. —Lució algo afligido, pero simplemente negó con un movimiento de cabeza.— Esperaré a ver la respuesta antes de hacer planes, gracias.

— Ten fe. —Le zarandeó de los hombros.— Eres un chico listo. Sólo deja de pensar que no puedes.

— Mh.

Apreciaba los ánimos de su amigo de trabajo, pero había que ser honestos, no era algo como ser listo y ya, o dejar de pensar en eso y problema solucionado. La verdad es que la ansiedad ante la posibilidad de no haber quedado otro año más en aquella única universidad que brindaba clases nocturnas le carcomía por dentro. Se esforzó mucho en el examen de ingreso, y si había estado aplazando el ver la respuesta hasta ahora era porque tenía mucho miedo al fracaso, o quizá porque en parte vivir nuevamente el ambiente universitario le intimidaba después de haberlo pospuesto por tanto tiempo.

Lɪɢʜᴛ Sʜᴏᴡᴇʀ -[Tabi x Agoti]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora