Me encontraba corriendo en un mundo sin color, todo era blanco y negro más no era el valle de las tinieblas ni mucho menos el plano espectral Ami parecer, era otro lugar extraño y desconocido para mí.
Bueno en realidad no conozco como es el valle de las tinieblas pues solo se cuenta en rumores su existencia más no hay demonios que hayan ido.
Se mantienen como un mito entre los habitantes infernales.
Sentía una gran pesadez sobre mis hombros como si un ser maligno estuviera mirándome desde las sombras más oscuras del infierno.
Me inquietaba la presión que podía sentir.Estaba alerta por si cualquier cada cosa pasada.
—con que ya estais aquí !Muerte¡ —,escuchaba una voz extraña.
Era delicada más no era una voz femenina sino era masculina, tenía un toque de soberbia más no se oía lo demasiado arrogante para pensar que pueda ser Lucifer.
—¿quien eres? —empece a correr lo más rápido.
Sentía miedo más no sabía el por qué del miedo que podía tener.
De la nada todo el sitio se convirtió en un bosque oscuro y lleno de esqueletos con cadáveres de fallecidos.
La textura de los árboles era inusual pues era inexistente, parecía como si tocada una sombra.
Cree dagas con el hechizo de daga de alma las cuales arroje a cualquier lugar para que se dirigieran al lugar donde había un alma sin embargo regresaron para atacarme Ami.
Puse mis manos de escudo para bloquearlas
—¿Enserio vos utilizais una técnica de ataque al alma sin darte cuenta si en realidad yo estoy donde vos? Patética —escucho la voz hablar.
La maldita sombra comienza a reír estruendosamente alto.
—enserio creeias que con esa técnica ibas a detectar dónde estoy....pues no, aquí no está mi alma pues esto es una proyección de la misma.
Para comprobar si era cierto y no un simple fallo de mis dagas, aterricé en el suelo, cerré los ojos y baje mi respiración a una más tranquila y relajada, he hice el mismo procedimiento de siempre, bajar la cabeza y con las manos apuntar a los cuatro puntos cardinales para usar persepeción del alma.
Más al usarlo mi alma retumbó y mi corazón empezó a dolerme, sentía como si una mano agarrada mi corazón fuera apretado varias veces seguidas, algo parecido aún infarto.
No me permitió ver ninguna alma más eso me permitió verificar que no estaba totalmente sola.
—Muerte....querida Muerte, ya no huyais, yo no soy un demonio maligno bueno si lo soy más no con vos —exclama la sombra.
—como sabes mi nombre, si quieres que confíe en ti...dime quién eres.
—los astros me digieron quien sos vos....ellos me digieron dónde buscarte y en qué momento traer tu alma al reino de las sombras, yo soy Estolas, el demonio del espacio y padre de Baphometh y Eligos —con gran regosigo exclama el demonio.
—con que usted es el demonio que desapareció de las tierras de Lucifer y al parecer fundó este reino de mitos —mi postura cambio a una más relajada —sabe que siempre pensé que Belcebú era el padre de Eligos.
—¿enserio? Bueno ya sabeis que no es así....con lo otro, yo no funde el reino de las sombras, ya existía más estaba desavitado...bueno no estaba habitado por seres concientes de alguna manera, sino por seres creados de las sombras, pesadillas y los miedos de los humanos tan insignificantes más ahora eso ya no ha pasado pues las almas humanas que le dan vida al infierno causa que el ciclo del sueño que puede traer los miedos humanos han escaseado de alguna extraña manera.
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La Travesía De La Muerte
SpiritualLa muerte, como hija de dios, se adentra en en una travesía por los distintos planos de la existencia misma para encontrar el responsable de alterar el estatus cuo de la vida al que las almas no llegan a al plano espiritual lo cual podría causar un...