La Travesía De La Muerte

travesía 25: la corte de los serafines

—para ti tengo planes magníficos para de una vez por todas acabar con Lucifer y que el mal caiga....aunque hayas muerto te utilizaré como una marioneta, todos antes mis ojos son marionetas, cualquier angel por debajo de mi, no es más que un simple objeto —exclame con una gran arrogancia.

Al poco tiempo entran Ariel, Haniel y Jofiel con grandes heridas en sus cuerpos, apunto de morir si no fuera que usaron un poco de su energía bendita para curar sus heridas.

—!maldito¡ Porque no nos digistes que el señor de las moscas estaba en la tierra, estuvimos a punto de morir si no fuera que éramos tres contra uno, si seguíamos más tiempo nos habría asesinado —grita Ariel con gran furor.

Cada palabra que salía de su boca ardía con gran intencidad.

—perdon...no lo sabia pero que bueno que sobrevivieron a su pequeño encuentro con un insignificante demonio —dijo sin ninguna exprecion en su voz.

—subestimas el poder de belcebu, eres un idiota si crees que es débil, otra cosa que se tome las cosas a juego y por eso parezca débil....no lo es para nada, ya dinos que tienes entre tus manos Miguel, ¿Que planeas? Porque tienes tanta interés en Muerte —exclame

—!cállate Ariel! Hablas demasiado, está bien les diré mi interés con Muerte —decembaino un cuchillo y lo pone frente suyo.

—!Muerte va a causar el fin de los tiempos, si la dejamos vivir va a causar un desbalance en el ciclo del bien y mal, si colisionada será nuestro fin !por algo la mandé a asesinar! Más sus recuerdos solo fueron sellados, su alma no, tenía que acabar igual que los demás jinetes —grite al extender sus brazos y mostrar una expresión siniestra.

—el balance no puede destruirse tan fácil como usted cree, el mal no puede existir si el bien se extingue —aclara Haniel.

—eso creen todos, el mal no debería existir y yo acabaré con el.

—no creo que te interese tanto el ciclo dual, tu tienes otros planes, unos planes egoístas, tu solo vez por ti mismo —replica Ariel

—si no sabes....mejor no hables maldito —mi voz cambia a un tono sombrio.

Desembaino su espada y guarda el cuchillo, se desplazo con gran rapidez, empuja a los lados de sus amigos para tomar una postura defensiva más el impacto recibido fue demasiado fuerte para soportarlo, salio disparado hacia atrás dándose varios golpes contra el suelo, rompiéndose levemente el craneo.

La sangre brotaba y su cuerpo ya no se movía, iba hacia Ariel, solo podía rezar por su alma pues yo lo iba a matar.

Ya estaba frente de el para reclamar su penosa alma, cerro fuerte sus ojos para no ver cómo iba a acabar con el, más en ningún momento sintio el corte final, al contrario escucho como golpeaba algo de acero.

—¿Enserio Miguel? No puedes matar a los angeles a tu placer...tampoco es necesario ser tan cruel, son los chicos —reclama un arcángel que puso su mano derecha para detener el golpe.

Abrío los ojos para ver a la figura del arcángel mensajero de dios, Gabriel.
Su hermosa armadura plateada con líneas rojas contrastaban con la gran armadura dorada con líneas azules de Miguel.

Cabello largo y de un color negro, sujetado en una cola de caballo más en la parte del frentes estaba suelto, ojos de un color rojo sangre y una gran cicatriz que empezaba en el comienzo de la ceja y terminaba en la parte baja de la mandíbula.

—si quieres pelear...estoy preparado para ello, nunca huyó de un combate sin importar quién sea, ¡soy destrucción! —pone ambas manos frente a su rostro con las palmas abiertas y aparentemente sin armas.