XV

93 5 2
                                    

Era el día, por fin había llegado.

Corría el veinticuatro de noviembre, el viento otoñal te hacía estremecer más que cualquier otra noticia, por eso ya estabamos todos bastante interiorizados en el evento que estaba a punto de producirse. Para la gran mayoría de estudiantes, era un día casi festivo, la variedad de culturas en el colegio hacían un ambiente más vivo y competitivo, Hogwarts realmente estaba comprometido con la causa. Les excitaba la idea de ver quien ganaría y por supuesto los gemelos Weasley sacaban su tajada de esto, haciendo apuestas sobre el ganador de cada prueba.

Lo había visto sólo una vez aquella mañana, gritando; "¡Hagan sus apuestas! ¡Hagan sus apuestas! La ganadora más linda se llevará algo más que dinero esta noche..."
Me reí interiormente ante su creativa estrategia de marketing, pues estaba funcionando. Las niñas incluso de primer año se les pegaban a ambos como garrapatas, arrojando sus galeones como si su vida dependiera de ello.

Por un lado, aunque sea mínimamente, me alegró verlo un poco mejor, por lo cual realmente me odié en cuanto asimilé ese pensamiento, pero decidí dejarlo fluir. Su vida no me importaba, jamás me importo, realmente lo aborrecía, pero la culpa había disminuido un poco. Ahora podría nutrirme de mi ego hasta que tengamos nuestro próximo encontronazo, porque seguro iba a surgir.

En dicho momento, me encontraba muy concentrada en la carpa de los campeones, pues estaba cosiéndole un parche de tejón a Cedric en su túnica. Según él, mi maldad le traería buena suerte. Y yo esperaba que así sea.

— ¿Oye Harry, tú quieres que te cosa algo? Creo que tengo parches de snitches o cosas así, no son como el de Ced pero al menos tendrías una distinción. — pregunté amablemente en dirección al chico de cabello castaño, que estaba mirando hacia afuera de la carpa, moviéndose ansiosamente de un lado al otro.

— De hecho preferiría algo más como una botella de whisky de fuego... — murmuró y suspiró cansado, dándose la vuelta y encontrándose con nosotros — ¿Cómo te mantienes tan tranquilo Diggory? Digo, hoy te podría matar un dragón y tú sólo miras a Lexie como si fuera tu actividad favorita — añadió después de sentarse y estirar las piernas.

—,Sinceramente estoy cagado hasta las patas Potter, pero trato de encontrar algo en qué distraerme... — contestó y esbozó una sonrisa de lado, mirándome, haciendo que me sonroje.

En ese mismo momento, una banana salió mágicamente y de la nada voló en su dirección, haciendo que abandonara su posición de agrandado y maldiga, cubriéndose como un niño asustado.

— ¡Mierda!

— ¡Basta ustedes dos! Juro que les vomitaré encima de los nervios si me siguen traumando así al niño. — se escuchó la inconfundible voz de Daisy rompiendo el momento. Harry se rió y la rubia se acercó para saludarnos a todos con besos pegajosos.

— Besas como una abuela, pobre "Georgie"... — comentó Cedric y todos coincidimos, haciendo que la rubia se ofendiera.

— ¿Qué tal algo de "Gracias Daisy por venir a apoyarme, eres súper buena amiga y te daré muchos galeones si gano el trofeo"? — acotó Dai y todos nos reímos, logrando que ruede los ojos y se una a nosotros.

Se tiró al lado mío y yo recosté mi cabeza en su hombro, aunque ella estaba diferente, la extrañaba, siempre era lindo tenerla a mí lado. Sin previo aviso, me agarró la mano y dirigió sus ojos azules hacia los míos con aspecto pensativo. Cada vez que eso pasaba, me asustaba.

En cuanto establecimos contacto visual, su semblante oscureció y con gestos me dió a entender; "Tú y yo hablaremos después" Lo cuál me hizo abrir los ojos de par en par, miles de cosas se me vinieron a la mente, miles de secretos. Pero me preocupaba más que por algún motivo se haya enterado lo de Voldemort, tenía cierto presentimiento y odiaba aquella situación.

Red Blood & Green Blood - Fred Weasley.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora