XIV

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Smut Warning.

Miel, velas, flores.
Caricias, besos, susurros.
Y una inconfundible y melodiosa voz.

Esas fueron las primeras cosas que pude percibir apenas recobré los sentidos.

Estaba acostada en el regazo de Cedric, cuando abrí los ojos y pude ver una sonrisa pícara formándose en su boca.
Me relamí los labios, con intenciones de increparlo por el susto que me había llevado, pero simplemente estaba muy cansada para emitir sonido alguno.

— Mira niña, te conozco y si vas a abrir la boca para pelear mejor ni lo intentes, gastarás tu poca energía en nada — murmuró y se rió de una manera aniñada que me hizo sentir mariposas.

Qué sonrisa.

— ¿Sábes que, aunque seas prefecto, está mal usar la poción somnifera para secuestrar personas, no Diggory? — solté luego de ver el pañuelo con abundante olor a la poción tirado a un lado.

— Daisy me dió permiso de llevarte, técnicamente no es un secuestro. — respondió con suficiencia y se levantó, tendiéndome la mano para hacer lo mismo.

Rodé mis ojos y luego de juntar fuerzas, pude al fin pararme y apreciar mejor la situación. Estabamos en un baño, pero no en uno común del colegio, este era mucho más grande y bonito, finamente decorado y con la presencia de un tentador jacuzzi en una esquina derecha.

Allí es cuando le pude dar sentido a lo que percibí, habían velas y pétalos de rosas alrededor del jacuzzi, esperando expectante ser usado. Mis ojos se abrieron como nunca antes al asimilar la escena, una mezcla de felicidad y a la vez miedo por lo que esto significaba se desató en mí. Era todo tan romántico que me ponía ligeramente nerviosa lo que iba a pasar, no hablo sexualmente, sino sentimentalmente. ¿Estaba lista para algo tan profundo e íntimo?

— Estás en presencia del baño de prefectos Lex, como verás, tiene sus diferencias con el baño de los estudiantes... — bufó con sarcásmo y logró que soltara una risa nerviosa.

Los ojos llamativos de Cedric brillando bajo la luz tenue de las velas me hacían temblar las rodillas con intimidación, era tan atractivo, hace mucho tiempo no sentía algo así por alguien.

— No soy exactamente prefecta pero tu jacuzzi me está haciendo ojitos, en cualquier momento me le lanzo ¿tú qué dices?

Lancé un chiste idiota como de costumbre cuando me encontraba en una situación así. Pero en vez de reírse, Cedric se acercó lentamente a mí. Sus manos, que yacían en sus bolsillos, salieron de su escondite para encontrarse con mis caderas, acariciarlas suavemente y luego bajar para apretarse en mi trasero. Su aliento a menta se mezcló con el mío debido a la cercanía, volviendome completamente loca.

Sin previo aviso y acabándo con la tentación, devoró mis labios de la manera más delicada y ardiente posible, recorrió mi boca con lentitud y fue encendiendo una chispa de deseo en mi interior, haciéndome olvidar de todo lo demás.

— Extrañaba tus miserables chistes... — susurró en mis labios cuando el aire nos impidió seguir con nuestra travesía.

— Comenzaré a reservarmelos seguido si así expresas tu añoramiento... — contesté rozando mis labios con los suyos nuevamente, incitándolo a seguir.

Cedric suspiró y en vez de hacerme caso me tomó de las manos con una sonrisa pícara en la cara, alejándose y haciendome seguirlo. Pronto, estuvimos al lado del jacuzzi.
Estando allí me atrajo hacia él y me besó de nuevo, esta vez con más desesperación y deseo, podía ver como sus ojos se oscurecían y nuestras respiraciones iban cada vez más aceleradas.

Red Blood & Green Blood - Fred Weasley.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora