XVII

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Me encontraba en mi habitación junto a Dai, tratando de estudiar con todas nuestras fuerzas, para nuestra próxima clase de Herbología con la profesora Sprout, debíamos mantener una trayectoria aceptable, desaprobar Herbología era casi objeto de burla aquí. En realidad, solo yo estaba estudiando, Daisy se mantenía acariciando a Kali casi con una concentración semental.

De todas formas, mi prioridad y preocupación seguía siendo pociones, y desgraciadamente para mejorar en eso, debía ver a Fred.

— ¿Y? ¿Ya tienes pensado qué vas a plantearle concretamente a Fred? — rompió el silencio que adornaba dulcemente la habitación, para ponerme más nerviosa de lo que estaba.

— Pues, supongo que le pediré perdón por echarle una maldición imperdonable Dai, por más redundante que suene. Lo que hice estuvo mal y obvio que no se va a volver a repetir, pero no sé si él verdaderamente quiera una amistad conmigo ¿sábes? — comenté, cerrando el libro de apuntes y acomodándome junto a la pared.

— Mira niña, conociéndote a tí y a él, porque en realidad pasamos bastante tiempo juntos, ninguno es tan malo como lo pinta el otro. Obvio que él a veces se deja cegar por los dichos de su casa entera, pero también es obvio que tú cometiste errores que incentivaron esa pica que hay entre las casas, porque es que ahí radica el problema, ahí comenzó todo. A esta altura del año, y disculpa la mención, pero, con todos los otros problemas que tienes, ¿realmente vale la pena seguir una pelea de casas como dos niñatos?

Daisy parecía que vivía todo el día en las nubes, con sus girasoles y acariciándo gatos que aparecían en cualquier esquina de la calle. Pero no tenía un pelo de tonta. En cuanto a asuntos que requerían un análisis psicológico, o siquiera un buen consejo, era la mejor persona a la que podías recurrir.

Yo en cambio, tenía una personalidad inestable que estallaba por cualquier cosa. Creo que eso hacía que nos complementaramos tan bien.

— Me hizo sentir mal en varias ocasiones, Daisy. Puedo arrepentirme de mis errores, pero dame un poco de crédito, es innegable el hecho de Fred Weasley me ha hecho la vida a cuadritos, tú lo viviste conmigo.

Daisy hizo a la lechuza a un lado y se quitó sus lentes, para mirarme con los brazos cruzados.

— Lexie Jade Williams — pronunció seriamente — ¡La realidad es que quiero poder salir con ustedes dos y George sin que se anden con la varita en el cuello constantemente! — admitió frustrada, para luego hacer puchero.

De inmediato se me vinieron a la mente recuerdos de aquella única salida que tuvimos. Nos peleamos incluso sobre quién fumaba un cigarro más caro que el otro. Viéndolo desde otro panoráma, si era bastante cuestionable nuestra rivalidad ¿En realidad había existido una? ¿O simplemente estaba preestablecida por nuestras casas?

Recordé el primer momento en el que pudimos estar en paz el uno con el otro.

¿Yo? Medio moribunda tirada en las afueras del bar.
¿Él? Riéndose sinceramente, con las estrellas iluminando sus ojos celestes.

Había sido una buena noche en realidad, aunque jamás se lo iba a admitir.

— Dile a George que quiero hablar con él entonces, ya va siendo hora de que la zanahoria se digne a escucharme. Si no quiere, le lanzas un Imperio, me da igual — sentencié después de un rato de reflexión.

En eso, miré la hora en el reloj situado junto a mi cama, eran las 17:30 PM, en exactamente media hora teníamos que reunirnos en la biblioteca para la tutoría. No pude evitar pegar un brinquito de la cama hacia el baño, apurándome por alistarme.

Pero a pesar de que mi foco de interés estaba en otra cosa, pude notar cómo Daisy soltaba una pequeña risa por lo bajo.

— Ni que fuera tú, arrojando maldiciones por doquier... — susurró.

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⏰ Última actualización: Dec 08, 2023 ⏰

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Red Blood & Green Blood - Fred Weasley.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora