Pasada la emoción inicial y tras presentar a Andreas a la familia Listing, Bill escuchaba horrorizado lo que había pasado en su ausencia.
—Al ver qué pasaba una semana sin saber nada de ti decidimos hablar con la policía—explicó el señor Listing—Fueron a casa de tu tío quien les dijo que un buen día te habías ido. No se lo creyeron y gracias a que nosotros insistimos fueron casi cada día a preguntar por ti y tratar de encontrarte. Tu tío no ayudaba en nada, se dedicaba a no parar de beber mientras todos estábamos preocupados por ti, incluso llegamos a pensar que te había encerrado o algo peor.
Bill escuchaba con la respiración entrecortada, todo los problemas que había causado tras su marcha inesperada.
—Hace dos semanas se hallaron unos huesos en un pozo y todos te creíamos ya muerto—siguió diciendo el señor Listing—Como ves mi hijo no lo estaba llevando bien y saber que podías estar muerto fue la gota que colmó el vaso. Cayó en una depresión profunda y mi mujer tuvo que tratarlo.
Bill miró a Georg con los ojos llenos de lágrimas, pensando en todo por lo que había tenido que pasar pensando que estaba muerto. Tendría que haberle escrito, comunicarle que estaba bien e iría a verlo en cuanto pudiera.
—Ahora que has vuelto todo será como antes—dijo el señor Listing suspirando.
—Yo...no me puedo quedar—murmuró Bill carraspeando.
El señor Listing le miró con la frente arrugada al escucharlo y sintió como Georg se tensaba a su lado.
—Mi tío me vendió por unas deudas y fui a parar a una casa donde ayudo trabajando en sus tierras hasta pagarla—explicó Bill.
—Dime cuánto es—dijo el señor Listing dirigiéndose a Andreas—Pagaré lo que sea.
—Él no tiene nada que ver, de verdad—se apresuró a explicar Bill—Es un amigo que he hecho y gracias a él he podido venir para avisaros de que estoy bien.
—Pero...tu hogar está aquí—intervino Georg.
—Mi tío me echó de el y yo no quiero volver—dijo con firmeza Bill—Allí me cuidan bien y no me falta de nada.
—Te tienen retenido—apuntó el señor Listing.
—Si así fuera no hubiera podido venir a visitarles—intervino esa vez Andreas.
—Por favor, no discutáis—pidió Bill—Solo he venido porque les debo mucho y querían que supieran que estoy bien. Pero mi deber es volver y pagar la deuda de mi tío y David me dijo que luego soy libre de hacer lo que quiera.
—Entonces luego puedes volver—dijo Georg muy ilusionado—Vivirás aquí con nosotros, tu tío no tiene porqué enterarse.
—Además, está muy enfermo—informó el señor Listing—Más de una vez mi mujer le ha atendido, no deja de beber y el hígado le está fallando. No hace caso a nadie y la última vez que fui a su casa a tratar de averiguar algo de ti vi el estado lamentable en el que vive.
Ni por esas lograron hacerle cambiar de idea a Bill, no le debía nada a su tío y si por más que le insistían que dejara de beber y se cuidara no lo hacía, mucho menos lo iba a hacer porque se lo pidiera él.
Acortaron la visita, Bill no podía seguir escuchando las súplicas de la familia Listing para que se quedase con ellos, sabiendo que el padre lo hacía pensando en su bienestar y sobre todo en el de su hijo, que desde que había vuelto sonreía y sus ojos brillaban como nunca.
No quería hacerles más daño y con la excusa que debían volver antes del anochecer se despidió de ellos con esfuerzo. Aceptó encantado los dulces que el señor Listing le regaló, recordando cómo un mes atrás era lo único que tenía para llevarse a la boca y mientras que Andreas esperaba en la camioneta con el motor en marcha se despidió de Georg a solas.
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Please, forgive me
RomanceVendido como pago por una deuda, Bill Trümper va a parar a manos de la familia Kaulitz. Allí conoce a Tom, su único hijo quien desde que le puso los ojos encima solo tuvo un objetivo en mente, hacerle suyo. Pero...Tom no cuenta que con el paso del t...