Dos semanas después medio Magdeburgo ya conocía a Tom como el padre del hijo que Bill esperaba, muchos querían conocer su historia pero solo pudieron sacar que Tom había estado de viaje y no había podido estar con Bill hasta ahora.
Los más intrigados fueron los padres de Georg, sabían que Tom había abandonado a Bill y en esos momentos le recibía con los brazos abiertos. Y al mismo tiempo su hijo adelantaba su viaje a Berlín para meterse de lleno en sus estudios, pidiéndoles que le mantuvieran al corriente de todo lo que le pasara a Bill.
La señora Listing no se pudo mantener callada y en una de sus revisiones abordó a Bill.
—¿Estás seguro de tu decisión?—preguntó sin poderse contener.
—Sí, lo estoy—contestó Bill con firmeza—Amo a Tom y nunca he dejado de hacerlo. Ha hecho muchos sacrificios para poder estar conmigo.
—Bueno, pues me alegro mucho por ti—dijo la señora Listing suspirando—Cuando Georg me lo contó tenía miedo que recayera en su depresión pero me ha sorprendido ver lo bien que se lo ha tomado y que decidiera adelantar su viaje.
—Estar lejos de mí es lo mejor que puede hacer—murmuró Bill—Sé que siente algo por mí que no es correspondido, quiero mucho a Georg pero como el buen amigo que es. No hay nada más, y nunca lo habrá.
La señora Listing puso una mano sobre su hombro y apretó con cariño. Sabía de los sentimientos de su hijo, y también que no veía a Bill con las mismas ilusiones. Sabía que tarde o temprano su hijo tendría que enfrentarse a la dura realidad y tenía mucho miedo de las consecuencias. Por suerte, Georg reconoció que no tenía nada que hacer con Bill y marcharse era lo mejor para seguir con su vida adelante.
—Venid a comer este domingo, los dos—invitó la señora Listing—A mi marido y a mí nos gustaría mucho conocer en persona a Tom.
—¡Claro! Tom estará encantado de conocerles—aceptó Bill.
—Y...bueno, perdóname si me meto en donde no me llaman, pero podéis estar tranquilos si queréis...bueno, si queréis hacer algo—dijo la señora Listing con torpeza.
Bill no pudo evitar sonrojarse, la verdad era que habían estado tentados en cada una de las noches que habían compartido cama, pues desde la primera quiso que Tom durmiera a su lado. Habían compartido muchos besos y arrumacos, pero de ahí no habían pasado por miedo de hacer daño al bebé.
—Estad tranquilos, no pasará nada y podéis hacerlo hasta el final del embarazo—siguió explicando la señora Listing—Incluso será beneficioso, las contracciones provocadas por la relación sexual te ayudará a dilatar. Lo único que debes tener en cuenta es tu comodidad a la hora de hacerlo, buscad la postura más apropiada.
—Gracias—susurró Bill, suspirando aliviado.
Salió de la consulta y fue a trabajar a la tienda como hacía todas las mañanas. El señor Listing no le cargaba de trabajo, atendía cuando había mucha gente y cuando no estaba en la trastienda poniendo las facturas al día.
Y esa misma noche no pudo resistirse más y estando ya en la cama con Tom a su lado se dio media vuelta y se apoderó de sus labios.
—¿Bill?—murmuró Tom desconcertado.
Sentía sus manos tirar de sus bóxers hacía abajo y trato de resistirse, pero un roce en su entrepierna hizo que gimiera contra sus labios y jadeara.
—No pasa nada—susurró Bill contra sus labios—La madre de Georg me ha explicado que podemos hacerlo hasta el final del embarazo.
—¿Se lo has preguntado?—casi gritó Tom.
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Please, forgive me
RomanceVendido como pago por una deuda, Bill Trümper va a parar a manos de la familia Kaulitz. Allí conoce a Tom, su único hijo quien desde que le puso los ojos encima solo tuvo un objetivo en mente, hacerle suyo. Pero...Tom no cuenta que con el paso del t...