Corinna y mi padre nos veían a todos con miradas de desaprobación total.
Todos en completo silencio solamente nos veíamos unos a otros, incluida Luisa.
—¿Qué pensaban?–se quitó los lentes oscuros–¿Qué no nos íbamos a dar cuenta?
—Lo creo de todos pero, ¿Joseph?–mi amigo agachó más la cabeza–te creía el más centrado, tú ni hablar Liv. Estoy descepcionado.
—Luisa, cariño, ¿Por qué no vas a tu habitación?
—No irá a ningún lado sin que la acompañe.-hablé por fin.
—¿Perdona?
Mi respuesta por supuesto la había tomado por sorpresa.
—Corinna, la razón de los disturbios ocasionados anoche fueron porque defendí a Luisa de Lando y no la dejaré ir así como así para que caiga de nuevo en sus garras.
—¿Quién eres? ¿El capitán América?
—Papá–traté de conservar la calma–creo que sobra decir frente a todo el mundo el porque me tomo tan personalas agresiones contra una mujer. Luisa no va a ningún lado y es mi última palabra.
—No quiero ocasionar más problemas, Em.
—¿Lu?–Mick la llamó–¿Te sentirás segura volviendo al lado de Lando?–negó despacio con la cabeza–me encargaré que vuelvas segura a Lisboa mientras Emma y yo vemos lo demás, ¿Sí?
—¿Lo demás?
—Mamá, fue una riña y ya está, no volverá a pasar.
—Max Fewtrell tiene dos costillas rotas y el pómulo deshecho–llegó aventandonos unas hojas sobre la mesa–Adam Norris llegará en cualquier momento y orquestara un lío.
—Yo fuí quién se lo hizo...
—Alvín.
—Sí, Jackson–lo calló–fuí yo y asumiré las consecuencias, Mick no tocó a nadie y tampoco mis amigos. No conozco al tal Adam pero está en mi país y por lo tanto, lo resolveré yo.
—Sabine se quedará contigo entonces.
—No hace falta, Corinna, tengo suficiente equipo legal.
—Será mejor que vayan todos a empacar, los vuelos salen a medio día y no necesito más contratiempos.-mi papá sentenció.
—Nosotros iremos a Alemania.-dije despacio.
—Hagan lo que quieran.-contestó evidentemente harto de la situación.Nos levantamos y salimos de la sala de juntas del hotel donde nos habían encerrado a primera hora de la mañana cuando llamaron a Corinna para contarle la situación del club.
—Recibí un mensaje de Lando, dejó mis cosas fuera de la habitación.
—Nosotros vamos contigo.
—Jackson, no más problemas por favor.
—Yo iré con ellos y resolveré el vuelo de la señorita.-mi papá apuntó pasando al lado de nosotros.Sin más, subieron al ascensor.
—Alvín, ¿Estas seguro que lo resolverás?
—Tranquila–apretó mi hombro con gentileza–mi deber es proteger a los muchachos. No pasará nada que el dinero no resuelva.
—¿Algún inconveniente si voy con ustedes al pueblo?
—No–le contestó–¿Viene Olivia?
—No, tiene cosas de la escuela, yo iré unos días a resolver cosas.
—Andando entonces, no queremos más regaños.Nicky y Sophie estaban realmente asustadas de que la situación escalara a más después de la paliza a Lando y compañía pero confiaba en que Alvín sabría resolverlo.
Ya en el aeropuerto nos despedimos, Gina y los chicos intercambiaron números.
Igual que yo con Luisa, aunque parecía inimaginable, me comprometí a ayudarla. Me juro que no me defraudaria pues lo único que quería era escapar de las garras de Lando y Alexa y dedicarse al modelaje sin más.
La abuela, como casi siempre, me pidió que ya no me metiera en más problemas y que volviera pronto a Chicago.Abracé a Patrick y le pedí que cuidara a mi abuela.
Mi papá me dió un abrazo aunque seguía teniendo mirada de desaprobación y regaño.
—Perdón.
—Por una vez en tu vida, deja de ser justiciera social y comportate como el adulto de mediana edad que eres ¿Quieres? No más sorpresas, Emma, ya no.
—Sí.-dije con resignación.
—Cuídate mucho–me abrazó protectoramente–te veo pronto ¿Sí? Llama cualquier cosa.
—Gracias, María.-acepté su abrazo.