XIII

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—Eres un estúpido.
—¡Gina!
—¿Qué esperas que le diga, mamá? Es lo que es.
—Gina, no es ni el lugar ni el momento, en serio te lo digo.-la amenacé.
—Emma merece alguien muchísimo mejor que tú.
—¿Ah sí?
—Sí, merece a alguien que la respete pero sobretodo admire semejante mujer que es, no necesita un niño bobo y chiflado que solo quiere quedar bien frente a todo el mundo.
—Deja de decir estupideces, eres la menos indicada tomando en cuenta lo que te hizo Jesse.
—Jesse se fue a Corea a ser mejor persona, a perseguir sus sueños–me señaló–¿Y sabes que hice? Le di su libertad porque lo amo, no fui una cobarde.
—Yo también le di su libertad a Emma...-intenté defenderme.
—Por supuesto que no, la manipulaste para que se fuera con tus chantajes baratos de siempre.
—Basta, Gina María.
—Siempre te excusas cuando haces tus mierdas porque según tú es tu papel como hombre responsable.
—Es lo que me enseñó papá.
—Sí–se rió–te enseñó a ser un machito ególatra, es a lo único que te enseñó.
—Basta los dos–interrumpió–Emma se fue a Alemania–la miré alarmado–James  no quiere saber absolutamente nada de nosotros y la prensa está empezando a hacerse eco con la noticia, así que realmente espero que empieces a pensar cómo vas a resolver este escándalo.
—Mamá yo...
—Porque cuando se supo que tu padre me había sido infiel, fue el primero en salir a aceptar su culpa y dió la cara... Como un hombre, no como un niño.
—Esta bien.-me agaché.
—Y sobra decir que no te quiero ver en los medios con ninguna de tus... Amiguitas, mucho menos con Alexa.
—Ja.-soltó una risa irónica.
—Sabine se quedará contigo hasta que te entreguen el alta.
—¿Te vas a regresar a Suiza?
—Eres un hombre responsable, ¿No? Sabrás cómo arreglartelas solito, yo tengo que atender cosas y tu hermana tiene que regresar a Texas.

Las dos se fueron dejándome sólo de nuevo en el cuarto de hospital.

Cerré los ojos fuerte deseando que todo fuera una pesadilla pero no, había metido la pata hasta el fondo por culpa de los desplantes de Guenther.

~Meses antes~

—Tienes–le cerré la puerta de la habitación despacio –que comer y no me digas que no tienes hambre, por favor.-supliqué.
—Bajo en un momento.-me sonrió pero sabía que era más a fuerza que de voluntad.
—¿Qué piensas hacer con lo que queda en la habitación?
—No tengo idea, no sé qué se hace con las cosas de alguien que... Eso.
—No importa, no te presiones, andando se enfría la comida.-acaricié su cara suavemente.

El inicio de año luminoso se había apagado cuando Luciano se mató en un terrible accidente de tráfico.
Emma tenía la mirada triste y pérdida, ya no quedaba mucho de la sonriente y siempre perspicaz chica de la cual estaba locamente enamorado.
Me dolía mucho escucharla llorar por las noches, por eso había llamado al equipo pidiendo una licencia extra porque no quería dejarla sola, llegaría apretando a los test de invierno pero no me importaba.

La necesitaba cuidar, no la quería perder otra vez.

Una noche más donde la escuchaba tratando de reprimir su llanto para no despertarme, aunque ella no supiera que pasaba las noches fingiendo dormir por cuidarla.

La sentí salir de la cama.

Antes de que pudiera alcanzarla, mi celular anunció una llamada de Jack.

—¿Pasa algo?
—Hola, hermano, disculpa la hora allá debe ser tardísimo.
—Como las tres, ¿Qué sucede?
—Guenther quiere que iniciemos el campamento pero ya.
—Mañana me voy a la fábrica.
—Ni hablar, te quiere pero ya en Marbella.
—Maldita sea–suspiré–esta bien, ¿Puedes llamar a Sabine y decirle que me tenga todo listo? Por favor.
—Sí, descuida. Traté de cubrirte la espalda para conseguirte unos cuantos días más pero es imposible.
—Hmm no, tranquilo, gracias igual.
—¿Cómo está?
—Tratando.
—Me imagino, saludala de nuestra parte.
—¿Crees que la pueda invitar a Marbella?
—Yo creo que sí, solo vamos a estar nosotros. Le vendría bien despejarse.
—Se lo voy a proponer, llámame cuando todo esté listo, por favor.
—Claro, hasta luego.

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