Se dice que en el imperio Otomano, durante el reinado del sultán Suleyman, solo habían dos personas capaces de enfrentarse al sultán cara a cara sin temor a las consecuencias.
Una de esas, la Haseki Hürrem Sultan
Y el otro, su hijo, el Shezade I Z R...
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•Kangxi — Iskender•
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Muchos enemigos celebraron la partida del Djinn del imperio otomano hacia Bursa.
Pero fue ese momento en la historia en el que el mundo empezaría a susurrar el nombre de Izrail.
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— Ya es hora de irme, Selim. No puedo seguro aquí.— dijo Izrail a su hermano menor que lo tenía recluido en un abrazo.
— ¿No te vayas hermano, quien me enseñará, quien jugará conmigo? Tú me defiendes de Bayaceto, tú me escuchas. . . Que haré sin ti aquí. — dijo el pequeño pelirrojo bañado en lágrimas.
Selim e Izrail tenían una relación muy especial. Eran como el panal y la miel. El primero adoraba a su hermano mayor por sobre todas las cosas. Le daba atención, no lo hacía a un lado, le enseñaba arte, robaba sus comidas favoritas de la cocina para dárselas a él, lo defendía cuando Bayaceto lo molestaba, entre muchas otras cosas que lo hacían tener una devoción por el.
Izrail por su parte, se veía a sí mismo en Selim. No solo era el detalle de que ambos eran los únicos pelirrojos, si no que al igual que el, a Selim lo hacían a un lado. Luego de Mehmet, Bayaceto era el que seguía en el corazón de su madre.
No esperaban nada de Selim, pero Izrail veía un potencial enorme en su hermano menor y no iba a permitir que lo hicieran menos. Lo cuidaría incluso cuando fuera un adulto, y si fuera por el, lo convertiría en Sultán.
— Escúchame con atención Selim — dijo Izrail alzando el rostro de su hermano para que lo mirase.
— Me iré, pero volveré lo más pronto posible para estar junto a ti. Selim, a diferencia de Mehmet, Mustafa o Bayaceto, tú eres el más astuto de todos por mucho. Aprende esto, las batallas y la guerra no siempre se gana con la fuerza bruta, muchas veces es el más astuto el que tiene la ventaja aunque todo esté contra el.
El pelirrojo menor era todo odios frente a las palabras de su hermano.
— No importa en qué tiempo o lugar, yo siempre estaré junto a ti, en la luz y en la sombra aunque no me veas o escuches. No olvides que dónde esté tu corazón, allá es donde se haya tu hogar. Cuando vuelva, por la noche bailaremos hasta que llegue el amanecer y luego nos iremos de aquí a explorar el mundo.
Entonces beso la frente de su hermano y le devolvió el abrazo con fuerza.
— Y no importa lo que pase Selim, siempre se fiel a ti mismo.
