||~•~•~•~•~||||~•~•~•~•~||Habían pasado 4 años desde el nacimiento de Alexandra, la primogénita del Shezade Izrail y María Tudor.
El príncipe ya contaba con mucha influencia y poder, siendo que las funciones financieras de Ibrahim pasaron a su jurisdicción.
Pero no todo mejora con los años, porque la guerra por el trono era cada vez más inevitable, igual que la muerte.
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EL PRÍNCIPE IZRAIL DEJÓ DE SER UN JOVEN muy rápido. Ahora tenía una hija la cual era la posible heredera del trono del Inglaterra luego de María.
Y aunque la calma se había sentado en su vida, no le quitaba la sensación de que algo malo iba a pasar.
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— ¡ Papá ! ¡Papá! Ya llegó papá, abuelita — exclamó en emoción la pequeña pelirroja del palacio, quien jalaba a otra pelirroja, para ser precisos, de quien había heredado sus cabellos.
— No corras Alexandra, te puedes lastimar mi pequeña niña. — Dijo la pelirroja mayor, su abuela, Haseki Hurrem Sultana.
— Yo jamás me lastimare, porque papá hará magia y el piso no tocaré. — dijo allá dulce niña acelerando el paso haciendo que Hurrem la cargase para que se detuviese.
La niña no podía parar de reír y saltar de la emoción.
Hurrem siempre sentía mucha nostalgia al ver a su nieta mayor, su preferida.
Recordaba como corría en los campos de crimea, cuando la vida era más simple. Su padre era un pastor corría y saltaba junto a su hermana.
Una parte de ella estaba en esa niña, y era ese tipo de felicidad que a veces te hace llorar. Incluso la manera en la que amaba y era devota a su padre eran las mismas con las que ella solía hacerlo.
Siempre rezaba para que su futuro fuera tan o más grande de lo que su hijo quería que fuese. Y estaba agradecida de que no estuviese encadenada a ese palacio como ella lo estuvo. Solo podía desear la felicidad y todo lo bueno de este mundo para Alexandra.
— Vamos a ver a tu padre muy pronto, mi pequeña hada. — dijo Hurrem llevándola en sus brazos con algo de dificultad — Aunque ya no eres tan pequeña, ¿No es así?
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•IZRAIL• || El Sultan
Roman pour AdolescentsSe dice que en el imperio Otomano, durante el reinado del sultán Suleyman, solo habían dos personas capaces de enfrentarse al sultán cara a cara sin temor a las consecuencias. Una de esas, la Haseki Hürrem Sultan Y el otro, su hijo, el Shezade I Z R...