Se dice que en el imperio Otomano, durante el reinado del sultán Suleyman, solo habían dos personas capaces de enfrentarse al sultán cara a cara sin temor a las consecuencias.
Una de esas, la Haseki Hürrem Sultan
Y el otro, su hijo, el Shezade I Z R...
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Se cuenta que a la edad de 11 años fue cuando el Shezade Izrail conoció a su amiga más leal. . .
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Izrail habia crecido y con el su llamado a la responsabilidad que su padre le otorgaría en un futuro.
A pesar de ser muy joven aún, se encargó de aprender lo más que pudiera sobre medicina junto a los doctores que su padre le había dado y el arte de la guerra con Malkocoglu Bali Bey.
El príncipe pelirrojo era fácil de distinguir entre los hijos del sultán, pues a diferencia de los demás príncipes su cabello lo mantenía largo y el cuervo, Osman, lo seguía de un lado a otro. Si veías ese cuervo cerca, era porque su dueño también lo estaba.
Aún a su edad seguía causándole dolores de cabeza a Sheker Ag en la cocina del palacio, ahora con el pretexto de saber si las comidas que preparaba estaban envenenadas. Luego de aprender de los médicos, el príncipe se obsesionó con el mundo de los venenos, de alguna forma ese tipo de armas silenciosas eran su especialidad.
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Cuando decían que el Shezade Izrail tenía algo mágico, lo decían casi literalmente. La primera razón, su madre era la bruja rusa Hurrem y él era casi una versión masculina en miniatura de la sultana. La segunda era que veía cosas que no estaban ahí, o al menos cosas que la gente normal no podía ver o entender.
Sumbul muchas veces preocupado por la salud del príncipe le informó al sultán y a la Valide que habían visto al Shezade hablando solo en los pasillos del Harem, pero ciertamente lo que encontraban después de esas charlas solía ser acertado.
Izrail afirmaba ver fantasmas, lo cual asustaba un poco a Mehmet y a Mustafa, a veces hasta el mismo sultán. Estos fantasmas le decían cosas. Suleyman y la sultana Hafsa descubrieron pasillos secretos en el palacio de Topaki e incluso pasadizos subterráneos de los que nadie más sabía y todo gracias a Izrail y los fantasmas del pasado que habitaban en el castillo.
