Se dice que en el imperio Otomano, durante el reinado del sultán Suleyman, solo habían dos personas capaces de enfrentarse al sultán cara a cara sin temor a las consecuencias.
Una de esas, la Haseki Hürrem Sultan
Y el otro, su hijo, el Shezade I Z R...
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Izrail sabía que si él tomaba el puesto como regente solo significa que el imperio estaría en una situación peligrosa.
Los reinos aledaños como Hungría, Persia, España y Polonia se habían enterado rápidamente de que el Sultán Suleyman estaba entre la vida y la muerte, por lo que aprovecharían para atacar en conjunto a su enemigo común.
Aun con la presencia de Izrail en la regencia, el plan de ataque no se detuvo. Es por esto que el regente tomó decisiones es muy osadas. Tanto así que sus propios hermanos llegaron a pensar que esta guerra era una forma en la que Izrail se deshacía de ellos y los enviaba su perdición.
Pero si algo ha demostrado la historia es que Izrail siempre tiene a la muerte de su lado.
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MEHMET Y HALIME ESTABAN discutiendo antes de la reunión con el Sultán Izrai y los demás príncipes. Si bien al pelirrojo no le gustaba que le dieran ese título porque realmente el no era el sultán, el pueblo, los jenízaros y sus hermanos sabían que esa era su función temporal. A quien le gustase o no, Izrail era la máxima autoridad en aquel momento.
La Valide Hurrem le seguía en cuanto a poder en el palacio, dejando a las demás hermanas del sultán de manos cruzadas. Tan solo la sospecha de Izrail era suficiente para que un altercado con Hurrem pudiera desencadenar una calamidad las demás sultanas. Cualquiera habría pensado que eso calmaría las aguas, pero cuando
Y no menos importante, María Tudor era la Haseki del imperio. Quedando incluso por encima de Mihrimah y los príncipes en posición del palacio.
Es ese cambio de poderes el que incomodaba a Halime.
Estaba en una situación desfavorable y Mehmet se negaba a ver la gravedad del asunto.
Y más allá de que Halime poseía una naturaleza ambiciosa, estaba en lo correcto en preocuparse ante semejante cambio de jurisdicción.
Lo entendió luego de su altercado con Alexandra y María. Aunque no lo quiso admitir en su momento se vio obligada a hacerlo. Fue cuando más desprotegida se sintió.
Por más que Izrail en realidad amase a su hermano KangXi , y ese fuese su supuesto lugar seguro en todo este entramado de tronos, María era quien realmente tenía poder sobre la decisiones de Izrail.
Para el sultán, Maria era todo lo que KangXi no le podía dar, un imperio propio, una descendencia y la madre de su hija. Eso la hacía demasiado peligrosa para Halime. Su influencia e impunidad en el imperio flaqueaban, y con ello su seguridad y la de sus hijos. Bajo esa fachada de seguridad, estaba aterrada de las represalias que Izrail podía tomar contra Mehmet.
