11. El Corazón de Sebastian Sallow.

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-¡Sebastian!-gemí, intentando cubrir la mayor parte de mi cuerpo desnudo

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-¡Sebastian!-gemí, intentando cubrir la mayor parte de mi cuerpo desnudo.

-¡Lidia! ¿Qué haces aquí?-su sorpresa fue aún mayor. Desvió la mirada hacia otro lugar, claramente avergonzado, incluso me dio la espalda con claras intenciones de salir corriendo de allí.

-Sólo...sólo quería darme un baño...a solas...sin nadie que me molestara-me expliqué con voz temblorosa. Jamás había estado desnuda frente a ningún hombre.

-¿Cómo conoces la contraseña de este lugar? No eres prefecta-me recordó. También sonaba nervioso, ya que estaba empezando a hacer preguntas aleatorias. ¡Lárgate ya!

-¿Y tú? Tampoco deberías de estar aquí-me sentía algo molesta, además de tremendamente avergonzada por mi situación, claramente en desventaja. ¡Vete ya!

-Ominis me confió la contraseña. Algunas veces hemos venido juntos-intenté no imaginarme la escena, cosa que me fue imposible. La temperatura del lugar subió considerablemente.-¡Lo siento!-y diciendo esto salió de la estancia tropezándose con sus propios pies en varias ocasiones. Reí para mis adentros.

Terminé de colocarme el uniforme escolar y bajé al Gran Salón Comedor. Una vez allí, recordé qué día era. ¡Nochebuena! Árboles de Navidad decoraban el Salón Comedor y un gran banquete se servía en las cuatro mesas de los estudiantes. Sonreí.

Busqué con la mirada, entre los estudiantes de Slytherin, a Sebastian

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Busqué con la mirada, entre los estudiantes de Slytherin, a Sebastian. Allí estaba, pero no precisamente solo. Ominis lo acompañaba. Al parecer, habían enterrado el hacha de guerra.

-¡Lidia! Ven a sentarte con nosotros-Sebastian estaba claramente nervioso, ya que su tono de voz sonó más agudo de lo esperado.

Tomé asiento al lado de Ominis, quedando éste entonces en medio de los dos.

La velada transcurrió tranquila y animada, entre cháchara superficial y alguna que otra sonrisa confidente, pero sin mencionar ni una palabra sobre el incidente.

-Ominis...-dijo, de repente, Sebastian.-¿Sería posible que me concedieras un par de minutos a solas con Lidia en nuestra habitación?

¿Pero...? ¡¿Qué?! ¿Por qué tenías que decirle eso? ¿No podrías haberte inventado algo? Nada. Directo. Como siempre, para qué cambiar. Si necesitaba hablar conmigo, podría haber ingeniado algo.

Hogwarts Legacy - A Love StoryDonde viven las historias. Descúbrelo ahora