23. El Almacén de Magia Antigua. La Última Batalla, El Último Aliento.

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-Espero que los encantamientos que protegen el castillo funcionen también en una incursión desde abajo-dije, más para mí, que para sí.

-Temo que no puedan, aunque si no lo saben, lo sabrán en el futuro, se lo aseguro-respondió el profesor Fig, adelantándose, recorriendo un largo pasillo.

-¿Pudo hablar con la profesora Weasly?-recordé que algo había mencionado, entre la neblina que era ahora mi mente, después de tantos sucesos. Lo extraño es, que aún mantuviese algo de cordura. Estaba exhausta, agotada física y mentalmente. Necesitaba descansar, descansar, de verdad.

-Sí. Espero que ella y los demás lleguen pronto. Saben dónde está la puerta por la que entramos.

Otra puerta, en el horizonte, la cual se abrió, mágicamente, ofreciéndonos una visión bastante horrible sobre la situación actual. Al parecer, una especie de taladradora sobre ruedas, había conseguido excavar un túnel en la pared de piedra, adentrándose en los subterráneos del colegio.

-¡Malditos duendes!-farfulló el profesor Fig, dándose prisa

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-¡Malditos duendes!-farfulló el profesor Fig, dándose prisa.

-¿Estará aquí Ranrok?-pregunté, aterrada, conociendo la respuesta.

-Vamos-apremió el señor Fig, adentrándonos en los corredores subterráneos del castillo, serpenteando los precarios caminos de roca y arena, evitando los bordes del mismo por temor a caernos al abismo del precipicio.-Si sus seguidores están aquí, no puede andar muy lejos.

-¡Registrad la zona! Tienen que estar por aquí-un duende, dando órdenes, a lo lejos. Se me hizo un nudo en la garganta, costándome algo respirar. No me había repuesto de una batalla, cuando ya estaba metida en otra.

-Debemos de estar cerca-otra voz, otro duende. Se me aceleró el pulso, intenté respirar más despacio, a pesar de que nosotros ya habíamos iniciado una carrera en descenso.-Ranrok estará complacido con nuestro avance.

Y, nos enzarzamos en una nueva aventura, en la que probablemente, sería nuestra última batalla, o al menos, eso esperaba. Abatimos a los duendes, ayudándonos mutuamente, cubriéndonos respectivamente las espaldas. Realmente, era sencillo, pues nosotros contábamos con la magia, aunque ellos también atacaban a muerte, utilizando diversos tipos de armas.

-Tenemos que seguir. Ranrok tiene que andar por aquí-apremió el profesor Fig, una vez nos hubimos librado de la primera horda de duendes rabiosos.-¡Vamos!

Continuamos nuestro descenso, poniendo especial atención en el suelo húmedo, extremando la precaución, para no resbalarnos y caer. El ambiente se sentía tenso, estábamos a la expectación, a ver contra qué nuevos contrincantes nos tocaba luchar esta vez. No se hicieron de rogar. En la escena, irrumpieron dos pares de trol, por falta de uno, ¡DOS! Enormes moles de carne de piel endurecida, armados con garrotes, desquiciados por la locura y la posibilidad de aplastar nuestros cráneos.

-¿Dónde están los demás profesores?-pregunté, desesperada, mostrando abiertamente mi preocupación por nuestro devenir.

-No lo sé. Espero que no tarden en llegar-respondió el profesor Fig, blandiendo su varita.

Hogwarts Legacy - A Love StoryDonde viven las historias. Descúbrelo ahora