Desperté a la mañana siguiente sintiéndome regular. Tenía la sensación de haber recibido una paliza, pues me dolían las articulaciones y me sentía un poco destemplada. Además, tenía dolor de garganta, incluso tragar mi propia saliva me provocaba malestar. Cualquier tipo de roce, por mínimo que fuera, me producía una fuerte quemazón en la piel. La cabeza también me molestaba, pero no de cualquier manera, no era una migraña tampoco, era el típico dolor en el entrecejo que indicaba que había pescado un buen resfriado. Y el estómago, lo tenía revuelto, con náuseas y la sensación de que comiera lo que comiera me iba a sentar mal.
-¡Atchus, atchus, atchus!-estornudos, qué bien. ¿Algo más?
Me levanté con cierto esfuerzo de la cama y me preparé una vez más para ir a clase. El tiempo volvía a estar nuboso, amenazando con descargar una tormenta sin igual. Me abrigué como pude, pues sentía escalofríos recorrer mi débil cuerpo. Fui al Gran Salón Comedor, a desayunar un poco, aunque fuera por obligación, necesitaba reponer fuerzas si quería curarme cuanto antes. Un buen vaso de leche con miel bien caliente para que suavizara un poco mi maltrecha garganta.
Llegué arrastrándome a la mazmorra donde se impartían las clases de Pociones. Nada más atravesar el umbral de la puerta, me dejé caer sobre el asiento más cercano, sin importarme la presencia o no de mis compañeros de clase. Dejé caer la cabeza sobre el pupitre, esperando la llegada de mi profesor. No tardó en hacer su aparición. Enfoqué toda mi energía en aparentar ser un ser humano medianamente vivo y decente. Al final de la clase, me levanté con cierta torpeza. Saliendo por la puerta, sentí mi visión oscurecerse y en cuestión de segundos me sentí desfallecer, sintiéndome insólitamente débil.
-¿Se encuentra bien?-las fuertes manos del profesor Sharp me sostuvieron justo a tiempo.
-Sí, es sólo que me he tropezado-intenté recobrar la compostura dignamente, apartándome ligeramente del cuerpo de mi profesor. No quería más sobresaltos.-Gracias.
-¿Está usted segura?-su mirada me decía que no se tragaba mi versión de la historia. ¿Tendría tan mala cara? ¿Tan evidente era?
-Sí-rehusé su contacto, sintiéndome desfallecer.-Simplemente soy una patosa.
-Bueno...-me dedicó una mirada severa, optando por dejarme un poco de espacio aunque su mirada parecía contrariada.-Cuídese...-me dejó marchar.
Al final del día, no me sentía para nada bien. Me metí directamente en la cama nada más terminar mi periodo de formación, sin pasar por la ducha, ni por el Gran Salón Comedor para cenar. Me dejé arrastrar por un sueño profundo y plagado de pesadillas.
A la mañana siguiente, la situación había empeorado considerablemente. Ya no era capaz de levantarme de la cama sin dar tumbos de un lado para otro. Necesitaba un día de descanso. Tan sólo tuve fuerzas para descorrer el dosel de mi cama y ocultar mi cuerpo enfermo tras él. La luz parecía cegar mis ojos, haciéndolos lagrimear. Nada más hacerlo, me sumí en un profundo sopor.
No conseguía descansar adecuadamente, me despertaba cada hora, desorientada y con peor cuerpo. Llegó la hora del almuerzo. Ni me molesté en levantarme. No sabía decir si tenía hambre, ganas de vomitar o qué pasaba con mi estómago. Hacía tiempo que no me enfermaba así.
A mediados de la tarde, me encontraba en mi "lecho de muerte", a riesgo de sonar exagerada. Sentía el cuerpo hirviendo, pero sin llegar a romper a sudar. La garganta parecía arderme, incluso respirar me producía dolor. Odiaba esa sensación. No sabía qué hora ni qué día era. Y la cabeza me iba a estallar. En algún momento, mi cuerpo sucumbió al sueño una vez más. ¿Qué sería de mí?
-Mmm...-me desperté sintiéndome como si me acabara de acostar, con dolores osteomusculares.
TOC. TOC.
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Hogwarts Legacy - A Love Story
FanfictionEsta historia narra la vida de nuestro personaje principal, a lo largo de Hogwarts Legacy. Así como las diversas situaciones y aventuras que acontecen, y las distintas relaciones que se crean entre los diversos personajes.