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Jeongin sintió como su corazón se agitó cuando vio que el elfo se iba a acercando a él; miró de reojo como los licántropos bailaban entre la multitud y Jisung había desaparecido de su vista minutos que los reyes dieran inicio al baile.

Seungmin esquivaba a la gente, disculpándose cuando sin querer choca con alguien por estar mirando a Jeongin de forma fija.

El más alto llegó por fin hasta el gumiho.

Por la Madre Tierra, acaso se podía ver incluso más hermoso, fue lo que pensó el elfo al tenerlo a menos de un metro de distancia.

—Estas hermoso, Jeonggie—lo halaga en un suspiro mientras se acercaba más para que pudiera oírlo, aunque al ser gumiho era muy posible que aún si susurraba él lo escuchara—. Te ves...no hay palabras para describir lo lindo que te ves.

Jeongin nuevamente sintió su corazón latir con fuerza y bajo su mirada avergonzado.

—Muchas gracias, Minnie. Tu te ves muy, muy atractivo—juntando toda su valentía, levantó su mirada para admirar el rostro varonil del elfo; le sonrió en grande y Seungmin sintió su corazón derretirse.

—Creo que nunca había dicho que tu sonrisa es preciosa—mencionó poniéndose a un lado del gumiho mientras veían cómo las personas conversaban y bailaban con gozo.

Jeongin lo miró con sorpresa y sintió como sus orejas se hicieron presentes debido a sus emociones desbordantes.

—Ay, no. No se supone que saldrían—murmuró tomando sus orejas para pegarlas con fuerza a su cráneo.

—Hey, no hagas eso, te vas a lastimar—las suaves manos de Seungmin tomaron las contrarias y Jeongin lo quedó mirando completamente embelesado—. Son lindas también, déjalas.

—Minnie, deja de decir esas cosas...—tapó sus mejillas que ardían levemente.

Seungmin ladeó su cabeza y luego se alejó para no incomodar al menor.

—Lo siento, no quería incomodarte.

Jeongin apretó sus labios y negó.

—No me incómodas, solo me avergüenzas...de hecho, me quería disculpar por lo de ayer, siento haberme ido de esa forma—lo miró con una pequeña sonrisa.

Seungmin sintió un gran alivio al saber que no lo incomodaba.

Ah, que lindo es avergonzado, pensó el pelinegro.

Ay, Diosa Luna, ¿es correcto que alguien te mire con esa intensidad? Pensó por el contrario el peliblanco.

—Es un alivio, pero lamentó mi comportamiento...no fue apropiado, no sé qué me pasaba—oh, sí que lo sabía—No volverá a...

Enchanted | ˢᵉᵘⁿᵍⁱⁿDonde viven las historias. Descúbrelo ahora