𝐒𝐦𝐮𝐭𝐬/𝐎𝐧𝐞 𝐒𝐨𝐧𝐠𝐬 (𝓐𝓲𝓭𝓪𝓷 𝓖𝓪𝓵𝓵𝓪𝓰𝓱𝓮𝓻) [+１６]

𝖮𝗇𝖾 𝖲𝗈𝗇𝗀

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Aidan Gallagher
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Turn Off the Lights - Ava Max

Advertencias: Primera relación sexual entre dos adultos jóvenes, encuentro amoroso, declaración de deseos íntimos, joven adulta dejada al cuidado por alguien de edad similar.

Con una vida bastante aburrida, sin amigos y siendo una adolescente de dieciocho años que amaba leer y escuchar música en vez de salir a fiestas o simplemente socializar, no era nuevo para mí que mis padres, quienes trabajaban gran parte del día, me dejaran a cargo de mi vecino.

Aidan Gallagher. Mi maldito atractivo vecino.

Su nombre era ideal para él, parecía estar hecho especialmente para él, con esos preciosos ojos verdes, esas facciones tan marcadas y tan propias de un Dios del Olimpo, su cabello castaño, su radiante sonrisa y su voz imposible de olvidar.

Él era mayor a mí por dos años, y al igual que yo, era hijo único.

Habíamos sido vecinos desde que tengo memoria, nuestros padres no habían sido tan unidos por motivos de trabajo, pero eran bastante atentos entre ellos.

Y desde que yo tenía trece y él quince, había notado que nuestros padres habían buscado cualquier pretexto para hacer que Aidan y yo estuviéramos cerca. No tardé en saber que ellos querían que entre él y yo surgiera algo más que simple cortesía entre vecinos o una amistad.

El empeño que mis padres ponían en preguntarme por Aidan y por "salir" solo para dejarme con él ya era obvio para mí, pero no me quejaba. De hecho todo lo contrario.

Interiormente estaba encantada del tiempo que pasaba con él, aunque al principio él simplemente se quedaba en la sala de mi casa atento a por mi seguridad, poco a poco, esa tensión se convirtió en una conexión, y pronto comenzamos a pasar el tiempo juntos, con juegos de mesa, salíamos salir a caminar por el vecindario, nos quedábamos en la sala platicando de infinidad de temas y cuando mis padres anunciaban que "llegarían más tarde", incluso preparabámos la cena juntos. (Con "juntos" me refiero a que él se encargaba de preparar los alimentos mientras yo le pasaba cosas como el salero, guardaba lo que se iba desocupando o simplemente me quedaba recargada en la barra de la cocina haciéndole plática. Aunque yo sabía cocinar tanto y tan bien como él, mis padres me prohibieron hacerlo desde la vez que casi exploto en la cocina por no darme cuenta que se estaba escapando el gas ligeramente.)

Cuando hubo más confianza, incluso él entraba a mi habitación, y se recostaba al lado mío en mi cama, la mayoría de veces platicábamos cosas sin sentido, otras él curiosiaba por mi habitación o hablábamos de los libros que yo terminaba y él mostraba total interés cuando me pedía que le hablara de ellos.

Y sin darnos cuenta, eso se había dejado de sentir como una responsabilidad para él y como una obligación para mí. Hacía al menos un año que aquello había dejado de ser algo que me daba igual a algo que ahora deseaba que fuera más frecuente. Yo amaba a mis padres, pero cada tarde, anhelaba que llamaran para avisar que no llegarían temprano y que Aidan iría a casa a cuidarme.

Esa tarde, para mi buena suerte, eso había sido así. Mis padres tenían una importante cena, pero por como mi madre dijo el "luego iremos a celebrar" sabía a lo que se refería. Ellos creían que era inocente, pero tenía diecisiete años, era una adolescente que pasaba su tiempo leyendo erotismo, romance, dark romance y algo de fantasía. Sin contar el acceso a internet, que me había hecho una increíble compañía en esas madrugadas donde sentía la necesidad de conocer y tocar mi cuerpo.  Y por ello, sabía que mis padres no volverían esta noche.