Una batalla para el registro

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La batalla continuaba, y cada uno de nuestros golpes y patadas desencadenaba ondas explosivas de energía. Era como si estuviéramos en medio de un vendaval, y algunos de nuestros impactos lograban su cometido, lo que provocaba que saliera un fino rastro de sangre. Las ondas de energía resultantes chocaban contra los árboles, haciendo que sus hojas cayeran en cascada, como si el otoño se hubiera adelantado. La densa nube de humo que nos rodeaba finalmente se había disipado, dejando a la vista de todos la furiosa danza de combate.

Cada salto que intentaba para esquivar su defensa era respondido al instante, su nivel de Taijutsu era fenomenal. Había pasado mucho tiempo desde que alguien me había empujado a este ritmo tan acelerado. En un choque impactante, nuestros puños chocaron y nos vimos enviados volando hasta estrellarnos contra el tronco de un imponente árbol.

El sujeto exclamó con una sonrisa maliciosa: "Vaya, has bloqueado todas mis técnicas de Taijutsu. Tu maestro te enseñó bien, pero esta será tu última batalla, niñato." Con un grito feroz, se lanzó hacia mí y ejecutó un colosal golpe directo dirigido a mi rostro.

Respondí con confianza:" me enseñó muchas cosas, no solo Taijutsu. Me enseñó que, sin importar el tamaño, la complexión o el aspecto de tu rival, debes enfrentarlo con valentía y dar lo mejor de ti." En un movimiento ágil, esquivé rápidamente el golpe, que se estrelló con furia en el tronco del árbol, temblando por la fuerza del impacto.

La batalla continuaba, y el sujeto, en un momento inesperado, extrajo varias kunais y las lanzó hacia mí. Al principio, pensé que intentaba huir, así que me esquivé rápidamente para asegurarme de que no escapara. Sin embargo, caí en una trampa como un novato, olvidando todo lo que me habían enseñado en mi aldea. El asesino apareció detrás de mí con una velocidad impresionante. Sostenía una de las kunais en su mano derecha y, con un movimiento certero, me infligió un profundo corte en el brazo izquierdo. De ese corte comenzó a brotar sangre, pero esta sangre fluía de una manera peculiar, más lenta y con pequeños puntos azules intercalados.

El asesino, con una risa malévola, comenzó a hablar: "Te has preguntado por qué tu sangre fluye lentamente y qué son esos puntos azules..."

Yo, mientras ejercía presión sobre la herida, le espeté: "¿Qué tipo de veneno lleva esa kunai? He enfrentado muchos venenos en el pasado, pero este no me resulta familiar. ¡Dime, maldito, ¿qué clase de veneno es este?"!

El asesino no perdió un solo segundo y continuó lanzando golpes sin piedad alguna. Yo luchaba por bloquear sus ataques con mis piernas, aunque resultaba difícil, ya que debía hacer una elección crítica: presionar mi herida para evitar un sangrado descontrolado o bloquear sus golpes cargados de una fuerza indomable. Tenía poco tiempo para controlar el sangrado, ya que en mi aldea también me habían enseñado a curar y tratar mis heridas.

El asesino, riendo sádicamente, afirmó: "Ja, ja, ja, ¿crees que te permitiré escapar? Como te dije antes, esta será tu última batalla. Por cierto, el veneno tiene un componente gélido, lo cual lo hace agonizante. Mi intención es que sufras lentamente y que tu muerte sea tortuosa. Por eso tu sangre fluye tan lentamente y se forman esos puntos azules..." Mientras decía esto, intentaba asestar golpes finales.

En ese instante, mis pensamientos se sumieron en la oscuridad. Mis iris adquirieron un intenso color rojo, y dejé de prestar atención a la herida en mi costado. Susurré un antiguo ritual: "Cuando el cielo se vuelva rojo, no salgas, pues estaré cazando. No quiero cazarte, eres inocente, pero eso ya no importa". Con una fuerza impresionante en mi mano derecha, sujeté su brazo, apretando con determinación, y el asesino cambió su expresión. Sentí que su corazón latía de manera diferente. Con la última reserva de fuerza que me quedaba en mi mano izquierda, lo levanté con firmeza y lancé un devastador golpe directo al centro de su pecho. El asesino salió despedido hacia atrás y colisionó con un árbol, quedando inerte en el suelo.
El asesino me miraba con temor, como si estuviera frente a un demonio. Avancé lentamente hacia donde yacía mi katana, que se encontraba a una corta distancia. Cada paso que daba parecía estar atado por pesadas cadenas, como si el tiempo se hubiera vuelto denso. Pasaron unos minutos antes de que alcanzara mi katana. En el momento en que la empuñé, sentí que la hoja respondía de inmediato a las emociones oscuras que me invadían. Se volvió tan afilada que la luz del sol la hacía brillar como si fuera un diamante. Gire lentamente y me dirigí hacia el asesino con una mirada perdida, mis emociones oscurecidas eran las únicas que podía sentir.

El asesino, recuperando cierta compostura, preguntó: "¿Qué eres tú? ¡Tú no eres humano! Pensé que ya no experimentaría miedo, pero cuando tomaste mi brazo, lo sentí al instante". Escupió sangre mientras intentaba ponerse de pie.

Mi respuesta fue interrumpida por un dolor de cabeza insoportable que me hizo arrodillarme en el suelo. Mientras mi cabeza latía de agonía, vi cómo la mirada del asesino se desvanecía. Emití un grito mientras me levantaba lentamente, mi cabeza en alto.

Desperté de ese recuerdo abruptamente, encontrándome en una camilla dentro del hospital de Konoha. Mi visión estaba borrosa, y alguien me cantaba una canción de manera reconfortante.

¿Nota quién canta la canción, Sakura o frost?

El Secreto Oculto de Naruto y Sakura: Su Hijo Perdido(Borrador Y Cancelando)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora