la vida no es justa

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Después de algunos días, hallé refugio en una modesta posada donde permanecí por un tiempo. Mi búsqueda de información continuaba, pero al menos tenía el dinero proveniente de mis misiones para sostenerme hasta encontrar un trabajo. Escuché que Konoha no estaba lejos y quizás allí podría conseguir empleo, aunque mi especialidad se limitaba a tareas sombrías y siniestras que no concordaban con la moralidad. Mientras comía en la posada, un grupo de hombres extraños ingresó, aparentemente, en busca de una aldea que se dedicaba a trabajos peculiares.

Hombre extraño 1: "Me dijeron que por estos parajes había una pequeña aldea que realizaba tareas especiales."

Hombre extraño 2: "Te aseguro que esa aldea es solo un mito, una leyenda. Mejor dirijámonos a Konoha."

Hombre extraño 1: "Pero este trabajo no se puede hacer en Konoha. Tú sabes qué tipo de trabajo necesito."

Mientras atendía las conversaciones de los hombres, un nuevo individuo llegó corriendo a la posada, su rostro mostraba un evidente temor. Sus palabras describieron una masacre ocurrida hace unos días, detallando la presencia de un hombre con vestimenta extraña que parecía estar buscando algo. Al escuchar esto, supe que era el momento de emplear un genjutsu exclusivo de mi aldea: el "Mugen no Kontorōru" o Control Infinito. Este genjutsu me permitía proyectar imágenes en las mentes de las personas, basadas en figuras importantes o temidas por ellos, con el fin de extraer la verdad de lo que sabían. Aunque agotador, este genjutsu podía controlarse durante varios minutos gracias a mi herencia Uzumaki.

Me aproximé al hombre que había llegado corriendo, proyectando una imagen realista de alguien cercano a él. Le pregunté sobre la apariencia del hombre que masacró mi aldea, utilizando este método para obtener información precisa.

Hombre extraño 3: "Vestía de negro, con la mitad del rostro cubierto. Sus ojos tenían la mirada de un asesino. Vi cómo partió a una persona en dos con su katana. Sus jutsus eran de otro nivel, algo que solo los shinobis dominan."

Después de obtener esta información, liberé el genjutsu sintiéndome agotado. Subí a mi habitación para recuperar el chakra gastado, mientras escuchaba al hombre extraño 1 comentar que ya había oído esos rumores antes, agregando que nadie sobrevivió. Anbus, los agentes especiales del Hokage de Konoha, habían sido enviados para recopilar información. Esta nueva información me indicaba que mi próximo destino sería Konoha, donde podría obtener más detalles sobre mí y sobre el asesino. Tal vez, en esa aldea, también podría llevar a cabo ciertos trabajos de mi oficio.

Al día siguiente, empaqué mis escasas pertenencias, teniendo en cuenta que eran valiosas para mí. Salí de mi habitación y descendí las escaleras de la posada. Mientras avanzaba, la dueña de la posada me abordó con sus palabras.

Dueña de la posada: "Te estás marchando. Espero que encuentres la información que buscas. Tu expresión es peculiar, he visto a muchas personas pasar por esta modesta posada, pero en tu mirada hay sed de venganza y odio. Al entrar aquí, noté en tu mirada una sed de venganza única y especial." -mientras limpiaba unos vasos de cerámica.

Sus palabras me dejaron sin aliento, sin respuesta. Encendieron una chispa de agresividad en mí. Descendí rápidamente mientras recitaba en voz baja las palabras del ritual: "Cuando el cielo se vuelva rojo, no salgas, pues estaré cazando. No quiero cazarte, eres inocente, pero eso ya no importa." Me aproximé velozmente a la dueña de la posada, empuñando mi kunai con determinación. Salté hacia ella, a punto de clavar la kunai en su cuello, cuando una imagen atravesó mi mente, la de una de mis cuidadoras, una mujer llamada Vórtice. Su nombre parecía apropiado, aunque no fuera real, ya que en su interior albergaba gentileza y amabilidad, pero durante las misiones, se transformaba en alguien completamente distinto, alguien a quien apenas reconocía.

Vórtice: "No lo hagas, mi pequeño Skyred. Ella no es culpable de nada. Sé que esto contradice lo que nos enseñaron, pero ella no merece tu persecución." -mientras acariciaba mi rostro.

El dulce tono de su voz y la ternura de su caricia me despertaron de mi trance. Mis dedos soltaron la kunai que estaba a punto de perforar el cuello de la dueña de la posada. Sin embargo, ella se desmayó y cayó al suelo. La levanté en brazos y la llevé a una habitación en el segundo piso. Tras completar esta tarea, dejé la posada atrás y me adentré en el bosque, encaminándome hacia Konoha. Mientras caminaba, silbé una melodía triste y dejé que mis pensamientos fluyeran hacia los días pasados con mis cuidadores.

Recordé a las cuatro personas que me criaron: dos mujeres y dos hombres. No eran malas personas, pero las circunstancias los habían llevado por un camino oscuro. A pesar de ello, acogieron a huérfanos y perdidos de la Cuarta Guerra Shinobi, brindándoles una oportunidad en medio del caos. Recordé cómo recibieron a bebés y jóvenes, siendo un refugio para aquellos que la sociedad había abandonado. A diferencia de los adultos, los niños y jóvenes podían soportar el riguroso entrenamiento que imponían.

De repente, un ruido en el bosque me sacó de mis recuerdos y me mantuvo alerta.

El grito de una mujer cortó el aire, llevándome a subir a un árbol cercano para localizar el origen de la conmoción. Tras observar por unos minutos, me di cuenta de que no se trataba de una mujer, sino de una joven de mi misma edad, 16 años. Estaba al borde de ser ultrajada por un hombre mayor, quien la tocaba de manera indebida. La situación no podía tolerarse, y con mi velocidad, salté ágilmente de un árbol a otro para intervenir.

En cuestión de minutos, llegué al lugar donde se encontraba la joven. Un rápido movimiento de brazo fue suficiente para lanzar mi kunai hacia el hombre, atravesándolo y provocando su lenta caída. Descendí del árbol, acercándome a la joven que había sido víctima del ataque.

"Ya no te hará daño, el hombre está muerto. Mi kunai estaba envenenada, así que ahora estás a salvo. Puedes regresar a tu hogar sin temor", le aseguré mientras tocaba con suavidad sus manos temblorosas.

Ella me miró, con los ojos llenos de lágrimas y una mirada temblorosa. Con voz quebrada, comenzó a hablar: "No tengo a nadie. Mi aldea fue atacada por un hombre extraño. Yo fui la única que logró escapar. Él no me vio huir, ya que estaba ocupado acabando con mi gente."

Las palabras de la joven me revelaron una verdad inquietante: el hombre extraño que había atacado su aldea era un asesino implacable. Estaba atacando sin distinción, sin importar si había resistencia o no. Noté que la joven no llevaba vestimenta de kunoichi, sino ropa normal, lo que confirmaba mi sospecha de que era una persona común y corriente que había sido arrastrada a este conflicto.

La joven se desmayó en medio de su relato, y sin dudarlo, la tomé en mis brazos. Cargarla hacia Konoha no estaba en mis planes, pero no podía dejarla allí sola, especialmente después de lo que había pasado. Siguiendo los valores y el código que me habían enseñado en mi aldea, decidí llevarla conmigo hacia la aldea oculta de las hojas. Mis pasos me llevaron por el camino hacia Konoha, mientras sostenía con cuidado a la joven en mis brazos.

El Secreto Oculto de Naruto y Sakura: Su Hijo Perdido(Borrador Y Cancelando)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora