Capitulo 04. ♟️

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Rhayshera.

Ninguno de los criados ó guardias nos prestó mucha atención cuando salimos del castillo, todos están vueltos locos con los preparativos para el inicio de las fiestas

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Ninguno de los criados ó guardias nos prestó mucha atención cuando salimos del castillo, todos están vueltos locos con los preparativos para el inicio de las fiestas.

Docenas de barcos ya han arribado al puerto, las grandes casas han mandado a sus cabecillas y mejores caballeros para el torneo. Buitres.

—Conoces bien estos lugares ¿No? —le pregunto Aegon quien camina a mi lado. Ambos estamos frente a un prostíbulo o como todos prefieren llamarlo taberna.

—Debo encontrar como divertirme. Ser príncipe es tan aburrido —responde, tocando la puerta.

Una mujer con ropa limitada fue quien nos abrió, tenía una sonrisa cínica en el rostro.

—Mi señor —se lanza sobre Aegon—. Nos tenía tan abandonados, lo extrañamos tanto —le ofrece las tetas. Me da exactamente igual, cuando vuelve a mirarme—. Ya veo que viene acompañado.

—Necesitamos una habitación —le pide Aegon. La mujer se le separa y nos da espacio suficiente para entrar. Entramos al lugar, y el olor invade mis fosas nasales, repulsivo. Y se supone que es el mejor del Reino.

La puta nos guía hasta una mesa junto a otras, un mínimo de quince hombres acompañados por sus compañeras. Se manosean sin importarles nada.

—Iré a preparar su habitación —nos dice, para después marcharse.

Aegon toma asiento y me ofrece la silla frente a él.

—Necesito un poco de vino —le dijo, señalando los barriles que están al final de la habitación—. No te diviertas hasta que vuelva.

—Hoy solo quiero divertirme contigo… sobrina.

Le sonrió y deslizó mi pulgar por sus labios.

—No tardó —vuelvo a decirle. Mientras me alejo dos putas se le ofrecen a Aegon, le obstruyen verme y a la persona a mi lado—. ¿Está todo listo?

—Por supuesto —afirma Edmund, señalando con un gesto el otro extremo del lugar. Dos hombres del doble de mi tamaño, corpulentos, y asquerosos. Perfecto.

—¿Cuánto tiempo?

—Algunos minutos, estaremos esperando.

—Divirtámonos —le dijo disfrutando de lo que planeamos horas antes, Edmund me entrega dos copas y me señala cuál darle a Aegon—. Descuida, siempre ha estado muy ocupado metiendo la polla en cada agujero que encuentra.

—Lo mataré si te lástima —Advierte Edmund no le hace mucha gracias esto. Dice que es innecesario pero tampoco se opone a mis órdenes.

No es necesario que vuelva hasta nuestra mesa, Aegon llega hasta mí y me sujeta de la mano para guiarme por el lugar. Los gritos de placer es lo único que se oyen mientras caminamos por los pasillos hasta la habitación.

Deseos Crueles || Aemond Targaryen.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora