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Estoy tan hambriento que soy capaz de largarme a llorar en cualquier momento.

Me repito una y otra vez que en unos cuarenta minutos ya podrás probar ese increíble, costoso y seguramente riquísimo servicio de cáterin que Hanbin y Jaebum contrataron para la fiesta. Eso tranquiliza un poco a mi estómago desesperado.

Me encuentro encerrado con Nahyun en una de las tantas habitaciones del hotel Lotte, el mismo lugar en donde se llevará a cabo el mediático evento que tiene como anfitriones a Hanbin y Jaebum, y la única distracción que tuve en la última hora fue contar cuántas veces mi amiga se ha cambiado los aretes. Al parecer, ninguno le convence del todo.

— ¿Qué te parecen estos? —Me pregunta, deteniéndose frente a mí por séptima vez—. Son un poco más grandes, lo sé, pero...

— Me gustaron los primeros —le interrumpo y mi ceño se frunce—, además, ¿no te das cuenta de que eres preciosa aunque te pongas unos cheetos en las orejas?

— No necesito tus halagos, torpeza. Ahora mismo necesito tus sinceras opiniones —rueda los ojos, pero juro que he visto un atisbo de sonrisa en sus labios.

Un suspiro cargado de pesadez se me escapa.

— Los primeros fueron los mejores —reitero—. Y quédate quieta, por amor al carajo, me pone nervioso.

— ¡A mí me pone nervioso que estés descalzo, que no te hayas acomodado esa corbata y que no lleves puesto tu traje correctamente! —Me réplica con genuina indignación.

— El saco es lo último que se pone —me defendiendo, levantando mi dedo índice—. Los zapatos pueden esperar y no usaré una corbata, las detesto. Estoy bien así.

Nahyun rueda los ojos, pero finalmente suelta una risa.

— Por cierto, ya tengo el vestido que usaré en la boda de tus padres —me dice, y la veo buscar algo en su teléfono. Un segundo más tarde, se acerca hasta la cama matrimonial en la que me encuentro sentado y me enseña la pantalla—. ¿Qué te parece?

Mis cejas se elevan al ver el vestido azul marino que resalta por el toque elegante y jovial.

— ¿Podemos negociar eso de que debo decirle a toda mi familia que no somos novios? —Espeto con socarronería, pero con una expresión facial severa—. Por favor. Se burlarán de mí por el resto de mi vida si llevo a una diosa griega a la boda y no es mi novia.

Ella deja escapar un bufido.

— No, no tienes nada que yo quiera —una mueca divertida tira de las comisuras de sus labios y, en un gesto dulce, da un toque en mi nariz con su dedo índice.

Finjo molestia al cruzarme de brazos y hacer un puchero, y consigo robarle una carcajada a la mujer antes de que continúe alistándose.

Me inclino hacia atrás para descansar mi figura en el cómodo colchón y tomo mi teléfono del bolsillo del pantalón formal azul que estoy vistiendo.

Como parte de mi rutina diaria, una vez que desbloqueo la pantalla, mi pulgar presiona sobre el ícono de Instagram. Una vez que la aplicación se inicia, una risa se me escapa cuando veo que Jiwoong ha respondido a mi historia —una foto mía que Nahyun me tomó hace una hora— con corazones. Por supuesto, le pido a mi amigo que me avise cuando llegue a la fiesta para ir a saludarlo y charlar un rato.

Luego de pasearme por las historias, la primera imagen que aparece en mi feed es la recientemente publicada por Jia.

Mi dedo vacila un segundo, pero finalmente acabo dándole un corazón a la foto.

— Hermosa criatura hecha por mis tíos —murmuro.

— ¿Dijiste algo? —Nahyun pregunta en voz alta.

Tendencia + Torpeza - HAOBINDonde viven las historias. Descúbrelo ahora