FINAL

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Me despierto sabiendo que hoy, exactamente a las cinco de la tarde, las vidas de Hanbin y Yunbi cambiarán de manera radical.

Naturalmente la mía también. Me siento ansioso, nervioso... ¿Asustado? No, eso no. Nunca más.

Yujin ayer cumplió su primer mes de vida, y lo celebramos con una rica cena y tomándole varias fotos sobre el colchón de almohadas y cojines que improvisamos en la sala. No obstante, todos nos fuimos a dormir a las nueve de la noche.

Mi día comienza a las seis y media de la mañana. Después de conseguir apartarme de la hermosa cama —en la cual mi hermoso novio ronca como un oso—, voy al baño a descargar mi vejiga y a lavarme la cara. Reviso mi teléfono, dando como resultado un profundo suspiro al notificar que Jiwoong no me ha respondido los mensajes. Carajo. Está jodidamente enojado, lo sé.

Ayer tuvimos un almuerzo en su nuevo apartamento y le dijimos cada una de las verdades. Todas. Se lo merecía. Pero, como creímos, no se lo tomó muy bien. Se enfadó porque habíamos estado tantos meses (en el caso de Hanbin, años) sin decirle nada.

«Luego te encargas de solucionar las cosas con tu amigo de la infancia», me digo. Y finalmente me encamino hacia el cuarto del bebé. Ahí está él en brazos de Sushi, quien acaba de alimentarlo.

Nuestras rutinas giran en torno a la pequeña bolita, y me encanta. Ya es habitual: Yunbi y yo somos los primeros en levantarnos. Ella le da de comer, y luego pasa un rato conmigo (siempre y cuando yo no esté en mi casa) hasta que Joo y Hanbin despiertan. Por supuesto, su padre le escoge el outfit todas las mañanas.

Y hablando de outfit... ¡Hoy me voy a ver increíble! Resulta que cuando yo le dije a Hanbin que el viernes tenía una invitación a la graduación de Gunwook... Él me contestó que con también debía asistir a una graduación, la de Jangho. Intercambiando información entre nosotros, llegamos a la conclusión de que ambos jovencitos son compañeros de escuela, y no teníamos ni la menor idea. En fin. El emocionado de mi novio me regaló un increíble y elegante traje de Gucci que él diseñó para que luzca en dicho evento.

Pero después de la graduación... Tendremos un almuerzo con toda mi familia.

Y por fin les contaré acerca de mi relación...

¡Carajo!, ¡fuck!, ¡merda!, ¡scheisse!, ¡tawagoto!

Me tomo un momento para recuperar el aliento que perdí en medio de mi ola de pensamientos y respiro profundamente. Todo va a salir bien.

La mañana se pasa rapidísimo y la hora de salir se aproxima, así que Hanbin y yo nos despedimos de las chicas y del bebé, para luego emprender el viaje hacia la ciudad. A medida que nos acercamos a la concurrida escuela secundaria de arte, el tráfico se vuelve más pesado; desde mi coche (bueno, el que mi novio me ha prestado indefinidamente) avanzo con los ojos bien abiertos, buscando un lugar en donde me pueda aparcar.

Y las risas sonoras se me escapan cuando consigo ganarle un espacio a Hanbin. Él, en respuesta, hace tocar la bocina de su Audi como un desquiciado y me muestra el dedo medio antes de continuar con su búsqueda exhaustiva.

Cuando me bajo del vehículo le envío un mensaje a mi novio en el cual le expreso mi satisfacción por haberle robado el puesto en el parking, avisándole que iré a sentarme con la familia de Gunwook y que lo esperaré en la puerta principal cuando el acto concluya.

Encuentro a Shin y me presenta brevemente a su familia. También tengo el placer de conocer a la madre de Gunwook, con quien el jovencito que tanto quiero convive la mayor parte del tiempo.

Sé que Hanbin ha entrado al establecimiento cuando una ola de murmullos empieza a llegar a mis oídos. Veo la imponente y elegante figura de mi pareja caminar con pasos parsimoniosos hasta el espacio reservado para la familia de Jangho y no puedo dejar de pensar en lo bien que se ve. A pesar de que ha decidido usar una máscara en el rostro para no llamar tanto la atención, se ve delicioso. Ya quiero que regresemos a la casa.

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