037

586 62 16
                                    


Sabemos que no podemos pasar mucho tiempo en la bodega, pues eso levantaría sospechas en el resto de los presentes. Así que mientras yo busco las botellas de vino (por suerte sé los gustos de todos), Hanbin se aferra a mí por detrás para dedicarse a llenar de besos la parte posterior de mi cuello. Como mi torpeza parece intensificarse el doble cada vez que estoy en Daegu, más de una vez estamos a punto de tropezarnos y caer, pero logramos mantener el equilibrio.

Y los dos no podemos dejar de reír por el simple hecho de que mi abuelo nos mataría si rompemos alguna botella de su reserva.

Cuando mis dos manos y brazos se encuentran ocupados cargando las botellas de vino, me doy la vuelta para darle otro beso a mi novio, no obstante, no profundiza demasiado.

— ¿Estás cansado?

— ¿Vas a dormir conmigo esta noche? —Ladea la cabeza, analizándome con esa expresión pícara—. En ese caso, sí, estoy muy cansado.

— Mi habitación es pequeña —admito—. Pero como soy hijo único, no la comparto con nadie —musito soberbiamente, aunque sin despegarme del aire burlón que me invade.

— Eso se acabará hoy —mueve las cejas y una mueca tira de sus comisuras labiales—. Por cierto, ¿Jiwoong va a dormir con tus primos?

— Sí, ¿por qué preguntas? —Incluyo un filo amargo y actuado a mi tono de voz—. ¿Quieres invitarlo a nuestra pijamada, también?

Hanbin muerde su labio y me pellizca juguetonamente la mejilla, para luego murmurarme entre dientes que soy un atrevido.

Regresamos al comedor con las bebidas y nos encargamos de llenar las copas de todos, excepto la del maknae; él debe conformarse con el jugo. La cena es servida unos quince minutos más tarde y todos elogiamos a Yunho, pues el japchae que ha preparado —cuyo toque final es un huevo frito en la cima— es una completa delicia.

Mi abuelo nos cuenta sobre esa vez que se perdió en su regreso de China a Daegu, y que llegó tarde para el nacimiento de Jin Xin, el primero de sus nietos. Como castigo, mi abuelita lo hizo dormir durante dos noches en el sofá para que "aprenda la lección de tener siempre un reloj y un mapa".

La segunda guerra de piedra, papel o tijera se lleva a cabo cuando terminamos de cenar y de charlar, y los damnificados resultamos ser Yaning y yo. Sin quejarnos demasiado, levantamos los platos de la mesa antes de excluirnos de la diversión para lavar todo.

Pero, como era de esperarse, mi prima y yo tardamos más de lo que deberíamos, ya que nos distraemos con demasiada facilidad. Sin duda, ambos somos los más charlatanes del grupo de primos, y también resulta ser con la que tengo más cosas en común. Cinco minutos nos la pasamos hablando hasta por los codos sobre el nuevo álbum de Lady Gaga y un minuto utilizamos la esponja.

En ese interín, Hanbin sale al jardín trasero para hablar con Yunbi. Considerando que la familia Zhang tiene como bandera ser los seres más curiosos de Asia, todos guardan silencio mientras él conversa con su mejor amiga —aunque ellos piensan que es su esposa—. Un coro de endulzados y bajos "aww" se extiende en la sala cuando se escucha que él le dice a Sushi que la ama, justo antes de colgar.

« Si supieran... »

Una vez que terminamos, nos sumamos a ver un capítulo de Friends en la sala y luego mis primos mayores comienzan a introducir la idea de preparar algunos tragos, para coronar apropiadamente la primera noche del Chuseok. De todas formas, yo estoy cansado hasta el carajo y Hanbin igual, por lo que nos despedimos de todos para irnos a dormir.

Ah, me convertí en un anciano.

Hanbin se recuesta a la larga sobre mi cama y se distrae mirando los pocos libros que tengo apilados en mi mesita de noche. Como no paso mucho tiempo en esta casa, no tengo demasiado material de lectura aquí.

Tendencia + Torpeza - HAOBINDonde viven las historias. Descúbrelo ahora