Para Luan la música representa lo que la pintura es para mí. Un intento por cristalizar nuestra alma, mostrando su interior a su amado. Por ello, quería darle algo especial, sentí necesario mostrarle mi agradecimiento y afecto de una forma.
Conseguí un bonito delantal que pudiera utilizar mientras prepara el maravilloso oro negro. Sin tener una idea en mente, comencé a pintar líneas esperando llevaran a un buen resultado.
Los pinceles marcaban líneas entre lo que es, otra entre lo que quisiera que sea, otra delimitando hasta dónde puedo demostrar mi amor.
Justo cuando se me ocurrió algo que podría hacer con tantas líneas, Oliver cortó mi momento de inspiración.
—¿Es para Luan?
—Sí —dije animado, estaba ansioso por ver su reacción cuando se lo diera.
—Hacen bonita pareja.
—¿Quiénes?
—¡Ustedes! Pasan bastante tiempo juntos, cada vez que están juntos, sienten que en su universo solo existen ustedes —acompaña su discurso con una exagerada demostración que le quitaba credibilidad—. Y tu cumpleaños. Tu día sagrado, el que siempre estaba apartado por Nora, ahora es exclusivo para él.
—No fue intencional.
—No es malo. Se están acercando, la línea entre ser amigos, casi algo, y novios, se está volviendo difusa, ¿no es así?
Me costaba entender la idea de Oli, parecía tan ridículo, no lo amó. Para mí, Luan es ese amigo con el que puedo pasar un buen rato, el que me hace reír, con quien puedo hablar de cualquier cosa, quien me hace sentir cómodo. Aunque, ¿los amigos se besan?
Intenté pensar en lo que todos dicen que es el amor y no lo comprendía. ¿Este sentimiento de querer estar juntos es lo que llaman amor? Amaba a Nora, por eso, si la amo, sería imposible que amara a Luan.
El sonido de alguien tocando la puerta me bajo de mis adentros.
«Nadie aquí puede tener una charla reflexiva consigo mismo sin ser interrumpido»
Era Nora preguntando qué deberíamos cenar. Decidí tomar la iniciativa con Nora e invitarla a una cita, una verdadera y, si todo salía bien, significaba que era ella la que me hacía querer estar juntos.
Nos dirigimos a nuestro restaurante favorito, no habría mejor lugar para declararme que ahí, con la música de jazz sonando, cubiertos por las luces cálidas, con aroma a la primera vez que salimos juntos.
Buscábamos un restaurante que le habían recomendado. Al cabo de dos horas perdidos, este lugar nos encontró, podría decir que fue mejor que lo que estabas buscando.
Cenamos casi en completo silencio, ensayé varias veces las palabras para decirle todo lo que sentía y aún así ninguna parecía la correcta.
Salimos al jardín del restaurante a caminar en un silencio causado por estar pendiente de mis pensamientos, ni siquiera noté que estaba cansada de caminar tanto con sus botas. Ya sentados en una fría banca y dejando mis pensamientos de lado, el silencio se tornó un tanto incómodo.
Ella empezó a decir algo que no lograba percibir del todo, de pronto tomó mi rostro con sus manos y se acercó tanto que podía sentir un ligero olor a fresas. Sus labios rojos se empezaron a acercar a los míos.
Ante todo pronóstico, la reacción de mi cuerpo fue soltar una ligera sonrisa y cambiar de tema.
—¿La luna siempre ha sido hermosa?
—¿As qué ocurre?
—¿De qué hablas?
—Está claro que mi intención era besarte, ¿por qué te partas? Pensé que te gustaba.
Claro que me gusta, me gusta... ¿Y si no me gusta? Es una locura que no lo hiciera, vine aquí por eso, la quiero tanto desde que nos conocimos hace dos años. Aunque no se sintieron mariposas, no hubo chispas, sus brillantes ojos no eran totalmente míos y el pequeño satélite no llevaba su nombre.
—Si hubiera sido otra persona, ¿me hubieras besado?
—¿Qué quieres decir? —Traté de que mi sonrisa no pareciera muy nerviosa—. Se está haciendo de noche, mejor volvamos.
Debo de estar loco por no haber besado a Nora, hace tanto tiempo que espero este momento. ¿Qué quiso decir con lo último? Si hubiera sido otra persona... Si hubiera sido Luan ¿me hubiera apartado?
—Espera As. Te lo digo como tu amiga, no intentes seguir evitando la verdad —luego de decirlo se fue.
Cuando regresé al restaurante no estaba, se había ido. En vez de tratar de ir tras ella, volví a la banca y me quedé repitiendo sus palabras una y otra vez. Hasta que las comprendí. Aunque la hubiera besado, mi corazón seguiría viendo hacia otro lado.
La única verdad era que me seguía aferrando a algo que no funcionó en su momento y no va a funcionar ahora. Me parece imposible entender cómo funciona el amar a otra persona o si mi amor es limitante.
Escuchaba el rápido latir de mi corazón, pedía a gritos que aceptara la verdad. Era momento de ir tras alguien.
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Caramel Macchiato
RomanceAsteri es alguien simple y que no sabe muchas cosas, aunque si de algo está seguro es que ODIA EL CAFÉ, pero un día por azares del destino ese odio lo hace conocer a Luan un barista que lo hará cambiar su percepción del mundo. ¿Hasta dónde podrá lle...