Virtudes

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Gabriela esperaba a Alessandra para comenzar a servir por lo que no necesitaron la ayuda de Massimo, quien se sentó a ver el espectáculo de una cena Campodonico.
Tal como esperaba fue la mejor cena que había tenido en mucho tiempo -dejando claro que la mejor cena de su vida siempre sería la primera que tuvieron juntos en el departamento de Alessandra en Londres-, una típica cena italiana.
Los Campodónico y los D'ambrosio eran una familia pintoresca y acogedora, muy distinta a como se veían desde afuera. La cena era sencilla pero deliciosa, con una sazón que no había probado nunca. Habían preparado tres platos para elegir, pero todos prefirieron un poco de los tres. Gabriel se repitió el plato con sentimentalismo, nada normal en el temido Gabriel D'Ambrosio.

- Esta cena me recuerda los mejores años de mi vida - les dijo a todos los presentes-, cuando tenía a Berta y al loco de Alessandro a mi lado. En esos tiempos Alessandra y Gabriela eran unas bambinas corriendo por los pasillos de la casa...
No hay nada mejor que la familia.

- Completamente de acuerdo -le respondió Mario que también había sido invitado-.

- Se están volviendo unos viejos sentimentales -los regañó Alessandra-.

- Todos vamos para allá -añadió Massimo y propuso un brindis-.

Él también estaba acumulado recuerdos que atesoraría en el futuro. Se pudo imaginar junto Alessandra preparando cenas familiares y sus pequeños hijos corriendo por la casa. Daría todo lo que tenía por lograr ese futuro.

Al terminar la cena todos se trasladaron a la sala para beber algo y seguir conversando.
Todo iba bien hasta que Gabriel hizo una extraña solicitud.

- De verdad he extrañado mucho estar así en familia, y esta noche terminaría como una velada perfecta si Alessandra tiene el honor de deleitarnos con su música.

Gabriela gritó de euforia.

- Eso sería increíble, vamos Alessandra hace mucho que no te escuchamos - le dijo con los ojos brillando de emoción.

¿De que estaban hablando? ¿Música de Alessandra? Sabía perfectamente que le encantaba la música, ¿Pero a qué se referían?

- ¿De qué estamos hablando? - preguntó Olga confundida.

- Alessandra es un genio al piano.  Tanto que ganó una beca para estudiar en un conservatorio en Francia a los 14 - le respondió Gabriela con orgullo, sin duda una gran fan-.

- Jajajaja, me burlaré de Barney por no descubrir esto en su investigación sobre Alessandra - Dijo George acompañado de las risas de Jack-.

- Ok, nuevamente estamos descubriendo secretos de la vida de Alessandra -Olga puso los ojos en blanco-.

Y tiene razón - pensó Massimo- para variar otro secreto de la vida de Alessandra.
Ella siempre sería un misterio?, No terminaría nunca de conocerla por completo?
Aunque debía admitir que le entusiasmaba el desafío de poder atravesar los laberintos de su vida y llegar a su corazón, tenía toda una vida para lograrlo, pero cuán larga sería su vida?.
Nuevamente Valeria volvió a sus pensamientos, este último tiempo ella ronda en sus pensamientos y le quitaba el sueño. Debía eliminarla, no permitiría que volviera a atormentar a Alessandra.
Sacudió su cabeza era mejor salir de esa línea de pensamientos, no arruinaría su velada perfecta.

Cuando volvió a concentrarse en la realidad Alessandra ya estaba sentada al piano. Gabriel había traído un libro de partituras de Alessandra y ella comenzó con "Claro de luna" de Bach. Tocaba con maestría, sus dedos volaban por las teclas y Gabriela tenía razón en decir que no era una simple pianista más, estaba a otro nivel.
Su corazón se hinchó de orgullo al verla, hermosa y talentosa, inteligente y peligrosa... y es mía.

365 días juntosDonde viven las historias. Descúbrelo ahora