Negocios

279 19 3
                                    

Massimo despertó antes del amanecer debido a Alessandra que se retorcía en sus brazos. Estaba inquieta, al parecer nuevamente tenía una pesadilla e intentó despertarla.
Habían tantos motivos que podían perturbar sus sueños y nunca sabría qué pasaba realmente por su mente. Pensaba que ahora que estaban juntos se encontraría más cerca a ella, pero siempre descubría algo nuevo y volvía a sentir que no la conocía.

Mientras la observaba iluminada por la luna, la pregunta que lo inquietaba escapó de sus labios.

-¿Algún día te terminaré de conocer Alessandra?

- A qué te refieres -le dijo confundida-.

- No sé, siento que cuando creo que te conozco descubro algo nuevo y vuelvo a tener esa sensación de que estoy con la antigua Alessandra, misteriosa y distante.

Alessandra acuñó su rostro y lo miró a los ojos.

- Créeme que a veces yo tengo la misma sensación. Cuando siento que estoy bien, algunos pasajes de mi vida aparecen y perturban el equilibrio que he logrado.
Ya te conté a grandes rasgos los hitos más importantes de mi vida, pero por dentro hay muchas cosas que pueden ser buenas como esto del piano, pero se mantienen ocultas por qué hay mucha oscuridad -le dijo perdida en sus pensamientos mientras miraba la luna-.
Si lo del piano es lo que te perturba, ya te he dicho en varias oportunidades que si anotas todas mis virtudes tendrás una lista más larga que la de santa -cambió la tristeza por una sonrisa traviesa-.

Nunca se hubiese imaginado que había tanta historia tras Alessandra siendo aún tan joven, pero el maldito de Marco se encargó de marcarla de por vida. Si pudiese revivirlo para poder volverlo a asesinar lo haría.
No quería verla triste así que le siguió el juego y cambió de tema.

- Lo recuerdo muy bien, como también tengo claro que no estamos en la lista de los niños buenos de santa.

- Toda la razón Torricelli - le contestó riendo-, creo que desde los 8 que desaparecí de esa lista, y recibo solo carbón -y ambos rieron-.
Pero si quieres conocerme más, pronto vas a tener una oportunidad de echar un vistazo a mi pasado.

Massimo pudo notar que Alessandra volvía a estar nerviosa, algo la incomodaba.

- ¿A qué te refieres?

-Ángelo me confirmó que debo ir a Génova a firmar un contrato muy importante para la empresa.

Génova, escuchar esa palabra fue como si le tiraran un balde de agua fría. De ninguna manera permitiría que Alessandra saliera de Sicilia, y mucho menos ir a Génova con todos los peligros que eso arrastraba.

- ¿Quieres volver a Génova?

- Claro que no quiero volver, pero es un negocio muy importante con unos clientes Japoneses, y tú sabes que ellos son muy formales en sus negocios por lo que quieren cerrar el trato con la Jefa del directorio, ósea yo.

- Y si estuvieras en Londres, ¿Viajarías?

- Al parecer es algo de lo que no puedo escapar. Sebastián no me puede cubrir en algo tan importante.
Son miles de millones y si cerramos el trato será un giro muy importante que debemos discutir como familia. Y se supone que yo soy la jefa de la familia.

Mierda, esta noticia terminó por quitarle por completo el sueño. Se levantó a tomar aire, necesitaba digerir lo que acababa de escuchar.
Alessandra pisaría Génova y eso implicaba a Valeria. Todavía no lograba superar el miedo que sufrió por lo de los Napoli y mucho menos podría manejar que caminara por la misma ciudad donde se encontraba esa bruja.

- ¿Estás bien? -le consultó Alessandra desde la cama-. No te preocupes -se levantó y lo abrazó-, tendremos a Valeria bajo control.

- Pero no puedo evitar preocuparme, no te quiero en la misma ciudad de ella.
No te quiero perder -le dijo mirándola a los ojos-.

- No me vas a perder Massimo, solo iré a firmar ese contrato y volveremos a Sicilia. No me meteré en ningún lío, promesa de "boy scout".

- ¿Volveremos? -no pudo evitar deleitarse con que lo incluyera-.

- Si, asumo que querrás ir conmigo, o me equivoco.

- Por supuesto que iré contigo, nunca te librarás de mi.

- Eso ya lo acepté, y hasta el momento no me molesta.

Massimo la besó, no podía creer que se pudiera amar de esta forma. Jamás imaginó que viviría algo así y tan intenso como su amor era el miedo a perderla

- Ya es hora que vuelvas a tu dormitorio, alguien te puede ver saliendo de aquí.

"Como si no sospecharan" pensó Massimo, pero le seguiría el juego. Cualquier cosa por estar con ella.

Al día siguiente al desayuno Alessandra le contó a Olga el inminente viaje, y como era de esperar ella también quiso ir.
Se acordó de que viajarían los cuatro, Luca quedaría con los padres de Olga ya que esto sería un viaje rápido.
En una semana caminarían por el infierno.

365 días juntosDonde viven las historias. Descúbrelo ahora