Retomando el pasado

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Realizaron el viaje con "Muse" al máximo del volumen. La forma de conducir y su elección de música era toda una experiencia y era algo que esperaba de Alessandra. Le recordó cuando la invitó a conocer la isla, habían cambiado las cosas, ahora estaban juntos, pero ella seguía siendo un misterio que siempre estaba intentando descifrar.

Alessandra dio una vuelta rápida por el puerto, luego la ciudad y les mostró donde estaba el edificio corporativo de los Campodónico.
Continuó su alocado viaje hacia al otro extremo y a mitad de camino se detuvo en un supermercado.

-¿Que estamos haciendo aquí? -consultó Olga-

- Vamos a hacer lo que se supone que se hace en un supermercado, vamos a comprar lo necesario para preparar la cena.

- ¿Vamos a cocinar? -exclamó escandalizada-.

- Me parece una buena idea. Vamos cariño, se ve divertido, te puedo preparar esos platos que tanto te encantan y un postre que nunca olvidarás -le dijo Doménico abrazándola y obteniendo una mirada lujuriosa de Olga-.

- Esta bien, pero espero que sepas satisfacerme.

- ¿Acaso alguna vez te he fallado?

- Con el tiempo mi paladar se vuelve más exigente -le respondió Olga incitándolo-.

- Ok, suficiente, a lo que vinimos ¿Qué les apetece cenar? -intervino Alessandra bajando la temperatura-.

- Mmm, podría ser comida Tai -propuso Doménico-.

- Si, algo fácil, buena idea. El que esté de acuerdo que levante la mano -inmediatamente los cuatro la levantaron-.

- No puedo creer que haya caído en tu juego adolescente, jugando a ser dueña de casa y votando como si fuéramos críos..me lo debes Alessandra - la amenazó y se adelantó junto Doménico-.

- ¿Qué pasa Torricelli, nunca has entrado a un supermercado? -le susurró al oído causando que su cuerpo se encendiera-.

Alessandra al ver que miraba como si estuviera en otra dimensión lo tomó del brazo y lo arrastró hacia la entrada-.

"Torricelli", le encendía cada vez que se refería así hacia él.. desafiante.

- Bueno señor Torricelli, como puede ver aquí venden todo lo que se necesita para comer, frutas, verduras, pan, cereales, helado y muchas cosas más -le decía enumerando con los dedos-. Aquí obtienen sus sirvientas lo que necesitan para preparar sus comidas majestad.

- ¿Majestad? En menos de un minuto pase de Torricelli a señor Torricelli y ahora majestad.

- Es por que su majestad vive ajeno a todo este mundo en su torre de cristal viendo como los simples mortales satisfacen sus necesidades -le sacó la lengua-.

- Si pretendes ofenderme no lo conseguirás pequeña arpía Campodónico, estoy acostumbrado a ser el objetivo de tus burlas así que no te funciona, además se que soy el rey del mundo, pero me conformo con ser tu rey -le dijo arrinconándola en un pasillo-.

- ¿Pequeña arpía Campodónico?¿Mi rey?

- Si, ¿Ofendida? - se burló y le besó la nariz inmovilizándola con un abrazo-.

- Mi rey en tus sueños y no me ofendes, sé que soy una perra y me gusta así que para la próxima preferiría que me digas "Gran" arpía Campodónico. Si soy algo, seré lo mejor.

- Me encanta su humildad señorita Campodónico -le dijo acariciando sus labios con el pulgar. De pronto lo único que podía ver eran sus labios y lo atraían como un imán-.

365 días juntosDonde viven las historias. Descúbrelo ahora