Trato

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A pesar del mal rato con Valentino y de tener que soportar su presencia, la reunión fue todo un éxito. Alessandra junto a Sebastián supo dirigir las negociaciones con destreza como una dura mujer de negocios y esta imagen hizo que Massimo la admirara aún más.
No lograba entenderlo que ella veía en él. Es cierto que muchas mujeres lo encuentran irresistible y compiten por su atención, pero Alessandra se manejaba en un mundo donde existen muchos hombres como él y con una vida mucho más ejemplar. Le daba miedo pensar que en algún momento se aburriría de él y lo cambiaría por otro hombre como Sebastián -no sabía por qué pero sentía celos hacia él aunque fuera solo un primo- o Luciano D'ambrosio, los que sabía no perderían la oportunidad para estar con ella.
Pero lo de ellos era especial, desde el primer día existía esta atracción entre ellos que no podían resistir y nunca nadie podría igualar.

- Se que soy irresistible, pero deberías cerrar la boca y tratar de disimular - Alessandra lo miró y le dedicó una sonrisa burlona-.

- No me interesa disimular, no me avergüenza que todos sepan lo mucho que te amo.

Alessandra se puso a reír

- Por dios Torricelli, Génova te ha transformado en esos enamorados cursis.

- "Cursi"

- Si, y no esperes que te diga amor y que ande suspirando corazones, no es lo mío.

- O sea nunca voy a escuchar un Te amo de tus labios.

- Alessandra puso una cara pensativa- A lo mejor antes de morir- terminó burlándose.

- De verdad tendré que esperar hasta tu lecho de muerte para que admitas que me amas?

- Tal ves, y nada asegura que diga eso - se burló y le dio un piquito fugaz-.

- Uuuiii ¿ Y qué cotorrea el par de Tórtolos? -los interrumpió Ángelo-.

- Nada que te incumba vieja alcahueta.

- Felicitaciones prima, nos has dado más dinero y ahora me alcanza para invitarte a un McDonald's a celebrar.

- No te preocupes primito, yo pago lo mío, para que puedas ahorrar para tu matrimonio, además con una hamburguesa doble y papas fritas agrandadas me conformo -le guiñó un ojo-. 

- Trato hecho -se dieron la mano-, ¿Vamos?, un respiro antes que te enfrentes a tía Tatiana -puso los ojos en blanco-.

Se pusieron de pie y Francesco los interceptó dándole un abrazo a Alessandra.

- ¿Estás bien? -le preguntó-.

- Si, no te preocupes. No pensé que lo vería tan pronto, pero sobreviví. Además fue bueno que el primero fuera Valentino, es un bobo fácil.

- A nadie le gustó que estuviera aquí, pero es parte del directorio y no pudimos negarle su participación.

- No te preocupes FranFran ya terminó -Franchesco puso los ojos en blanco-.

- Me preocupo por ti gominola.. Y prepárate por que tu querida madrina reservó un restaurante para cenar y celebrar.

- Que terrible, pero tenía el presentimiento al ver al tío Federico aquí. Asumo que el indeseable no está invitado.

- Claro que no, y no creo que quiera aparecer frente a Luciano.

- ¿Luciano?

- Si, adelantó su regreso y se unirá a la cena. Está loco por verte -dijo y le dedicó una mirada a Massimo-. 

¿Y por qué si no es un Campodónico? Estuvo a punto de soltar Massimo, pero se contuvo. Esto estaba empeorando, y la guinda de la torta fue cuando se les acercó Sebastián.

- Lo siento Alessandra, se supone que estaba en Mónaco.

- No te preocupes Sebastián, ya sucedió y no fue tan terrible.

Sebastián la miró intentando romper la frialdad de Alessandra.

- Vamos a comer una hamburguesa para celebrar, ¿Te unes? -lo invitó su hermano-.

- No puedo, iré con Francesco a ordenar los papeles - Y se marchó junto a Francesco, pero a Massimo no le paso por alto la mirada extraña que les dirigió-.

- ¿Tan malo es? -Massimo le preguntó a Alessandra-.

- ¿Qué cosa, mi tía o las hamburguesas de McDonald's? A lo primero si, es agobiadora y estoy segura que no te dejará en paz. A lo segundo, no es tan terrible ir a comer chatarra, tiene buen sabor, me imagino que nunca la has probado. 

- Ni siquiera había escuchado ese nombre. Pero creo que alguna vez borracho probé una.

- Me lo imaginaba. Pero no te preocupes, sobrevivirás.

- Eso creo -le dijo poniendo los ojos en blanco-.

Alcanzaron a Ángelo en el estacionamiento y lo siguieron. En el estacionamiento de McDonald's lo esperaban Gabriela, Olga y Doménico.

- Linda ocurrencia -le dijo Gabriela a Ángelo cuando lo saludó-, no se te ocurrió algo mas saludable para almorzar. 

- La verdad es que no, y aquí estas, seguiste mi idea.

- Como siempre, alguien te debe cuidar.

Ángelo la miró con ternura, la abrazó y la besó.

A todos les agradaba este par, eran lo más agradable de ambas familias. Olga esperaba poder seguir en contacto con ellos.

El grupo entró al local y las personas que se encontraban allí los miraron con curiosidad. Era evidente que cuando descubrieron quienes eran todos se volvieron nerviosos. Los clientes se agruparon a un lado, despejando un sector para ellos, y la cajera que los atendió era como un pez atendiendo a un tiburón en una pecera. 

Alessandra pidió por él y Olga animada también pidió mucho de todo para ella y Doménico, que también se sentía fuera de lugar, pero estaba divertido. 

- Hace millones de años que no entro a un McDonald's -chilló Olga, feliz con la boca llena-.

- Así veo -le dijo Massimo con ironía-, y para la próxima intenta cerrar la boca antes de hablar.

- Tan agrio como siempre -le saco la lengua-.

- El alma de la fiesta -se rio Doménico-.

- Ehh, que es esto. ¿Es todos contra Massimo?

- No estaba planeado así, pero es una buena idea -se rio Alessandra mientras le robaba una papa frita-.

- No se por que no me sorprende -se quejó Massimo, pero también divertido de su Merlina-.

La comida no era una delicia, pero el sabor no era tan malo y lo mejor de todo fue compartir esta locura. Fue algo muy agradable, todos estaban relajados y divertidos...Otra primera ves junto a ella.

365 días juntosDonde viven las historias. Descúbrelo ahora