El sonido de tu voz

11

Los ojos de Eunwoo se llenaron de lágrimas porque, aunque estaba dolido, no podía negarse que también estaba enamorado, perdidamente enamorado y eso lo llenaba de rabia porque quisiera poder ignorar todo lo que estaba pasando y olvidarse de todo, pero no podía, su corazón le pedía a gritos socorrer a su amor.

Los Cha salieron en su auto camino a la casa de los Moon, Eunwoo trataba de comunicarse con Sua pero era imposible, no había respuesta, desde que la llamada se había cortado no había podido tener contacto de nuevo.

Se estaba muriendo por dentro, la angustia se lo estaba comiendo vivo, el solo quería saber cuál era el estado de Bin, había escuchado a Sua realmente alterada, tenía miedo de lo que podría encontrar al llegar al lugar, la hermana de Bin había dicho que estaba muy mal, si había que llevarlo al hospital era porque la cosa era realmente seria, no sabía que sucedía pues el rubio nunca le contó que era lo pasaba con su padre, pero con los días empezó a darse cuenta de que los Moon tenían algo que escondían.

Cuando se acercaban a la casa del chico las sirenas se lograron escuchar muy cerca, la piel del pelinegro se erizo y los padres le miraron con miedo, ninguno hizo preguntas, sabían que su hijo no estaba bien, todo lo que había sucedido esa mañana era un caos, y ellos solo querían asegurarse de que después de todo eso su hijo estaría bien.

Al llegar al lugar vieron como un par de patrullas se estaban aparcando en la entrada de la casa, Sanha salía de una de ellas, Eunwoo se bajó rápidamente y llegó a la puerta que aún estaba cerrada, no se escuchaba nada, todo estaba en silencio.

—¿Qué pasó? — preguntó Sanha al ver a Eunwoo.

—N-no sé, Sua dijo que Bin estaba muy mal— el pelinegro respondió mientras tocó la puerta con manos temblorosas, el miedo lo estaba consumiendo.

Adentro la cosa no pintaba bien, Sua no había cumplido su promesa, ella había salido antes de que todo fuera silencio, ella no aguanto escuchar cada golpe y mucho menos la voz de su hermano cada vez más débil.

Salió de su habitación y encontró a su padre sentado a horcajadas sobre su hermano dando los que serían los últimos golpes, la tristeza y la rabia la invadieron, estaba cansada de ver algo así cada tanto, estaba enojada consigo misma por no haber tenido el valor de escapar con él cuando se lo propuso, ya no quería más esa vida, no quería tener que cuidar a su hermano por días solo porque su padre lo había golpeado.

En un acto de supervivencia la chica tomo un florero que tenía al alcance y se acercó a su padre quien estaba tan cegado que no se dio cuenta de su presencia, por un momento sus ojos conectaron con los de Bin y él pudo sonreírle tan solo un poco, ella vio como la vida abandonaba aquellos ojos que la habían visto con adoración toda la vida, perdían luz y eso le dio el valor para levantar el florero y estamparlo en la cabeza de su padre, cuando esté cayó inconsciente ella se apresuró a llegar con su hermano.

—Binnie, responde por favor— suplico entre lágrimas —No me dejes, por favor.

Su hermano estaba tan inconsciente como su padre, en medio del desespero pensó en Eunwoo, ella no sabía que había sucedido en la escuela, esperaba que el pelinegro pudiera acudir en su ayuda.

Lo llamó con desespero y no entendió cuando esté atendió la llamada y le habló con tanta frialdad, sin embargo, no importaba, nada importaba más que si hermano en ese momento, por eso insistió hasta que Eunwoo accedió a ir en busca de ellos.

Cuando sintió que las patrullas apartaron fuera de su casa ella aún le suplicaba a Bin que no la dejara sola, pero nunca obtuvo respuesta.

El toque en la puerta fue brusco e insistente, ella puso un cojín bajo la cabeza sangrante de Moon y abrió, se encontró con dos pares de ojos expectantes y llenos de miedo seguido de oficiales de policía.